“Desde que lo eché por la ventana”

SABEL

Esta es una anécdota real. Andando por la urbe me encontré con una extraña mujer que miraba diferente, llevaba un gorro que desde ella se alargaba hasta muy arriba o quien sabe venía de arriba. Ahora narro cómo trasmuté en bien, el miedo.

Ella miraba con gran fortaleza y balbuceaba, cosas raras. Le dije: no te entiendo. Era como algo místico. La mujer continúo y dijo: “Yo soy la elegida, escucho la gran voz de la sabiduría y tengo un mensaje: debes abrirte a la experiencia, hay una corona para ti, pero antes debes trasmutar el miedo”. Luego se marchó.

Desde ahí quedé impactada. Hasta que cierta noche, en mi habitación, con tantas dudas, creyendo en lo inseguro del mundo, mi corazón asustadizo sufría, no había paz en mi mente y estaba indefensa. Miré alrededor, las estampas de los santos de mi devoción, pero dentro, donde realmente cuenta, allí había miedo. Entonces decidí echarlo.

Tomé algunos papeles e hice bolas. Gran cantidad de bolas de papel tituladas con mis problemas y respirando profundo, las fui echando por la ventana. Cuando terminé con esas tremendas cargas, reinicié liviana. Agradecí con el corazón puro, agradecí por los problemas echados al vacío.

Desde que lo eché por la ventana, ni lo nombro. Mi vida ha cambiado, las cosas se solucionan, no tengo que luchar tanto. Desde que lo eché, hay esperanza. Desde que lo eché por la ventana, tengo poder para hacer cambios, lo divino está a mi favor.