Ruy Fernando Hidalgo Montaño
En una casa abandonada, o como se dice vulgarmente, en una casa botada. Empiezan a hacer su aparición, todo tipo de plagas, como ratas, cucarachas, polillas, la corrosión comienza poco a poco a destruir las estructuras, de lo que otrora fue una elegante y conservada mansión, en la que habitaban gente soñadora, trabajadora, honrada y por sobre todas las cosas dignas. Que se ganaban el pan de cada día de manera honesta, sin perjudicar a nadie, peor aún ni siquiera pensar en dañar el patrimonio de todos, con malas acciones que, en un momento dado, fueran en contra del bienestar ajeno. Claro que no faltaban los consabidos vivarachos, que pretendían aprovecharse de cualquier ocasión, para apoderarse de una que otra cosa ajena, pero lo hacían con disimulo y hasta con un toque de pudor, pues se sabían una minoría que eran mal vistos por una sociedad cuya mayoría tenía valores morales y éticos, que los habían heredado de sus ancestros y trataban de conservarlos a toda costa.
Seguir leyendo «Casa botada»