Creemos que el único fin en la vida del común de los humanos, mucho más de los políticos, es intensificar al máximo la claridad del espíritu para consagrarlo al servicio del bien y la justicia en la tierra y luchar a favor de la causa de los explotados y pobres de la vida, para lograr satisfacer sus necesidades básicas: alimentación, techo, y empleo, acciones que marcan la producción de los medios materiales de existencia y el grado de desenvolvimiento económico de un pueblo o de una época que camina al mañana o se queda atrasada en la historia.
Usted, señor Guillermo Alberto Santiago Lasso Mendoza, Presidente Constitucional del Ecuador lo sabe y de sobra, que por lo señalado el pueblo ecuatoriano, depositó su voto personal en favor de su candidatura y su oferta de campaña, sin embargo ante la pesadumbre actual y la actitud sombría, todavía el pueblo habla de la esperanza. Por ello se hace imperativo en homenaje a ese pueblo, conjugar y poner a nuestro país en la senda de una democracia real más participativa y el inicio de un verdadero desarrollo sostenido y sustentable, capaz de promover simultáneamente la equidad y la eficacia, para consolidar la nación fomentando el pluralismo y la valiosa heterogeneidad de nuestro pueblo, sencillamente porque todos absolutamente todos quienes vivimos en este país tenemos que aportar, porque todos tenemos un lugar y un futuro en el cual soñar.
Cuando el pueblo ecuatoriano habla de la esperanza, significa que se le solucione la problemática de la salud, pero una salud integral, donde su aplicación se realice en el desarrollo del hombre, es decir salud, antes de nacer, en el nacimiento, en la niñez, en la juventud, en la madurez y salud en la vejez, requisitos necesarios e indispensables para que los hijos de este pueblo sean sanos y fuertes y consecuentemente productivos. Junto a la salud tan necesaria en el desarrollo de los pueblos, la mujer y hombre ecuatorianos desean fuentes de trabajo, para ello se hace necesario el apoyo del Estado para que emprendan con la creación de microempresas, para que se conviertan en una realidad, a efecto de romper los monopolios que quieren manejar los mercados cautivos a su antojo e intereses ajenos a nuestro contexto. Se hace necesaria la construcción y mantenimiento de las arterias, que constituyen las carreteras, que permiten el desplazamiento y la comunicación de los pueblos con las grandes ciudades para desarrollar un mejor comercio y desarrollo social que conduzcan a la solidaridad y la esperanza de los pueblos por días mejores,
La educación en todos sus niveles, también constituye rubro importante, más que importante, la base de la estructura de los pueblos, con una buena educación, se promueve la libre opinión, la propia expresión, la lectura, y la escritura para crear, no sólo para reproducir, da paso a la imaginación y producción de la música, la danza, el teatro, literatura, poesía, y fundamentalmente a la formación integral y crecimiento como personas, para beneficio de nuestro país.
Nuestra generación tiene la labor de lograr lo que nuestros padres y abuelos no pudieron. Abrir las puertas a la tolerancia, la discusión y la inclusión. Merecemos vivir en paz verdadera, generando oportunidades sin distingo y liderando en la región. Es nuestro momento y no tenemos a quién más consignarle la culpa. ¿Será que somos capaces? construir una nueva nación y democracia.
Asuma el desafío, señor Presidente, el reto de dar un vuelco profundo en la conducción y políticas en nuestro país, considerando que las decisiones que se adopten tengan participación directa del pueblo, recordamos la sentencia de Araquistaín: “el poder debe ejercerse como en una casa de cristal, sabiendo quien lo ejerce y conociendo quien lo arrebata, proponiendo al país lo que ha de resolverse y resolviendo lo que el país desee que se resuelva”, todo esto para que nos respeten los gobiernos amigos de América Latina y el mundo, que escuchen nuestras voces, para levantar nuestras frentes dignas, nuestras cabezas erguidas, marchando con la cara al sol y con la dignidad enarbolada de ser ecuatorianos. Así sea