La ciudad de Recife, estado de Pernambuco, en el noroeste de Brasil, fue sede este 19 y 20 de septiembre, de la celebración del 100º aniversario del nacimiento del maestro Paulo Freire. La Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación de Brasil (CNTE) junto a la Internacional de la Educación América Latina (IEAL), la Universidad Federal de Pernambuco (UFPE), realizaron el Acto Político, Cultural y Pedagógico y Plenaria Mundial Popular de Educación.
David Edwards, secretario General de la Internacional de la Educación, brindó un mensaje recordando al maestro brasileño. “Hoy el mundo de la educación se une en la celebración del natalicio de Paulo Freire, maestro y alumno, aliado de los trabajadores y las trabajadoras de la educación, de los y las estudiantes, incansable defensor del derecho al conocimiento, al empoderamiento y de la democracia. Enemigo de los que atacan la pluralidad, la diversidad y la sabiduría”, expresó.
Recordamos que Paulo Freire (1921-1997) fue uno de los mayores y más significativos pedagogos del siglo XX. Con su principio del diálogo, enseñó un nuevo camino para la relación entre profesores y alumnos. Sus ideas influenciaron e influencian los procesos democráticos por todo el mundo. Fue el pedagogo de los oprimidos y en su trabajo transmitió la pedagogía de la esperanza. Influyó en las nuevas ideas liberadoras en América Latina y en la teología de la liberación, en las renovaciones pedagógicas europeas y africanas, y su figura es referente constante en la política liberadora y en la educación. Fue emigrante y exilado por razones políticas por causa de las dictaduras. Por mucho tiempo, su domicilio fue el Consejo Mundial de las Iglesias en Ginebra, Suiza.
Paulo Freire se ocupó de los hombres y mujeres “no letrados”, de aquellos llamados “los desarrapados del mundo”, de aquellos que no podían construirse un mundo de signos escritos y abrirse otros mundos, entre ellos, el mundo del conocimiento (sistematizado) y el mundo de la conciencia (crítica). Porque para Freire el conocimiento no se transmite, se “está construyendo”: el acto educativo no consiste en una transmisión de conocimientos, es el goce de la construcción de un mundo común, señala Juan Manuel Fernández Moreno, Secretario del Foro Nacional Popular de Educación del Brasil
Al referirse a la “deshumanización” el Maestro Paulo Freire, señalaba es la consecuencia de la opresión, afecta a los oprimidos y a quienes oprimen. Los oprimidos, en reacción contra los opresores, a quienes idealizan, desean convertirse a su vez en opresores. Es una gran contradicción, que desafía al oprimido proponiéndole una nueva fórmula, transformándose en los restauradores de la libertad de ambos. De esta forma, debería nacer un hombre nuevo que supere la contradicción: ni opresor ni oprimido: un hombre liberándose, humanizándose.
En sus enseñanzas recordamos: “La dialogicidad: esencia de la educación como práctica de la libertad” El diálogo es un fenómeno humano por el cual se nos revela la palabra, de la que podemos decir que es el diálogo mismo. Por ello hay que buscar la palabra y sus elementos constitutivos. Descubrimos así que no hay palabra verdadera que no sea una unión inquebrantable entre acción y reflexión y, por ende, que no sea praxis. De ahí que decir la palabra verdadera sea transformar el mundo.
La palabra inauténtica no puede transformar la realidad, pues privada de su dimensión activa, se transforma en palabrería, en mero verbalismo, palabra alienada y alienante, de la que no hay que esperar la denuncia del mundo, pues no posee compromiso al no haber acción. Sin embargo, cuando la palabra hace exclusiva referencia a la acción, se convierte en activismo, minimiza la reflexión, niega la praxis verdadera e imposibilita el diálogo.
Los hombres no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. El diálogo implica un encuentro de los hombres para la transformación del mundo, por lo que se convierte en una exigencia existencial. La palabra verdadera es la praxis, porque los hombres deben actuar en el mundo para humanizarlo, transformarlo y liberarlo. Así sea.