Como resultado del éxito de la campaña gubernamental de vacunación contra el Covid-19, Loja levanta el telón para la nueva normalidad. Sus parques, calles, avenidas y plazas se nutren nuevamente con la presencia de las personas. La catedral, engrandecida con la sagrada imagen de la Virgen del Cisne, recibe en sus naves, bancas y reclinatorios a los fieles y a sus plegarias. Las aulas escolares, colegiales y universitarias se encienden con la alegría, el entusiasmo y la esperanza de estudiantes y profesores. El complejo ferial acoge a decenas de emprendedores y abraza la visita de miles de personas, quienes acuden al viejo evento comercial para apoyar la tradición de pujanza y desarrollo. Los hoteles, hostales y hosterías dan techo y comodidad a los visitantes. Los transportistas movilizan a quienes vienen y van a este hermoso rincón del planeta. Los comercios, instituciones públicas y privadas, restaurantes y sitios de diversión son visitados masivamente para la continuación de la vida. Y lo mejor de todo: familiares y amigos se reencuentran para renovar vínculos de cercanía, afecto, identificación, celebración y unión.
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