Rosa Margarita Abad Flores, promotora cultural de Espíndola

Rosa Margarita Abad Flores, promotora cultural de Espíndola

Como esas flores que surgen y viven solitarias en terrenos yermos, la Licenciada Rosa Margarita Abad Flores se destaca solitaria en Amaluza en el cultivo de la poesía y otras artes, con las que ha llegado inclusive al exterior. Ella fue condecorada por el Municipio de Espíndola el 21 de los corrientes, en la Sesión Solemne celebrada con motivo de cumplirse 51 años de la cantonización.

«Voy a concentrarme en la publicación de mi libro» nos dice Rosa Margarita y es que ella si bien se ha dado tiempo para escribir unos 150 poemas, sin embargo no ha podido darlos a la luz porque ha debido trabajar duro y parejo para criar y educar a sus hijas. Ventajosamente sus habilidades artísticas le produjeron los ingresos económicos para subsistir y darles la universidad a sus hijas, de suerte que hoy sus apremios casi han desaparecido y ve que dispone de la oportunidad para consagrarse más a la vida artística, comenzando por reunir los manuscritos y seleccionar los que estime conveniente publicar.

Con Rosa Margarita y Kimberlin Peña, que integraba el equipo de Crónica, comentamos que con tan pocos habitantes Espíndola no ofrece un mercado adecuado para permitir que las personas con vocación artística puedan dedicar su tiempo y disponer del financiamiento para ejecutar sus creaciones. No hay tampoco alguna institución pública que fomente las artes, no hay una Casa de la Cultura Popular, por lo que el éxito de nuestra entrevistada es excepcional. En Espíndola, nos informa, no se pasa de la conformación de conjuntos fugaces de danza, integrados por estudiantes de secundaria, que se disuelven tan pronto como los jóvenes se gradúan de bachilleres.

La alcaldesa Ing. Sonia Jiménez está concentrando esfuerzos para fomentar el turismo, para lo que el cantón cuenta con grandes atractivos, que van alcanzando prestigio nacionale internacional; en realidad se puede alcanzar un flujo muy numeroso que serviría para dinamizar la economía local, pero no es posible ofrecer eventos de calidad con artistas espindolenses que pudieran persuadir a los turistas a permanecer por la noche.
La casa de Rosa Margarita es un minimuseo repleto de tejidos, bordados, vasijas decoradas, adornos, maceteros con flores variadas, manteles y servilletas bellamente decorados, botellas de vino de café, fundas de café molido, antigüedades, que ella nos va mostrando mientras indica los países a los cuales ha exportado o nos recita su poema sobre el café.

Por suerte su pasión por el arte le ayudó a cumplir su rol de padre y madre. Sus hijas ya tienen su título de tercer nivel, se sienten capaces de atender por si mismas sus requerimientos económicos y quieren que su madre goce en adelante más de su vida, de sus pasiones, no obstante, una de ellas casi la mata del susto cuando le contó que se ha botado en parapente desde el Mirador de El Guambo. Es hora de regresar y toca cortar la amena e interesante conversación. Kimberlin y yo nos despedimos, nos retiramos, con la sensación de que el Municipio de Espíndola premió la constancia, la perseverancia, la tenacidad, el coraje, de una mujer que no se dejó aplastar por las adversidades, nos retiramos mientras seguimos saboreando las delicias del sabroso vino de café que nos brindó. (I)