Antonio C. Maldonado V.
Como todos sabemos la pandemia y sus variantes no cesan de sobrepasar los límites previstos por las autoridades para que se elimine o por lo menos no rebrote el nivel de contagios; cada día aparecen en los medios de comunicación nuevos y preocupantes problemas que afectan al colectivo, todo lo indicado se desarrolla en el ambiente pre-electoral de las seccionales, por cuyo motivo las autoridades que los administran y aspiran a la reelección publicitan una serie de obras que dicen beneficia al pueblo y reactiva la economía, algo que en la práctica no puede suceder porque sin salud no puede programarse reactivación económica.
Al momento y algo que preocupa a nivel nacional constituye la destrucción por la minería legal o ilegal de la bella y ensoñadora Zaruma, fundada en 1595 en el denominado “Cerro de Oro” cuyo potencial aurífero existió desde la invasión española a nuestra América que se empeñaron con voracidad en el saqueo del codiciado metal que desde 1560, explotándolo para la corona española, posteriormente esa tarea la desempeñaron compañías inglesas – 1880- y norteamericanas -1896 y 1950- que lo único beneficioso para el país según registran historiadores nos dejó un poco de oro en Portovelo que hasta la actualidad se la seguía explotando hasta que hace pocos días se produjo la catástrofe de la emblemática Zaruma, Patrimonio Cultural del Estado, que antes del socavón se aspiraba a que se la declare Patrimonio de la Humanidad. En fin, sobre Zaruma, ciudad que desde hace muchos años se ha debatido en los frecuentes temblores, provocados hasta después de la tragedia, mineros camuflados siguen arañando las rocas provocando túneles que desequilibran la base de la ciudad para obtener en el negocio de extraer oro entre 50 mil y 100 mil dólares, sin condolerse de la migración de centenares de familias a otras localidades del país.
La solución a los problemas que confrontamos no son exclusivos del Gobierno Central y los demás poderes del Estado ni de los Gobiernos Municipales sino de todos los habitantes, desde luego el Gobernante de turno tiene que dirigir la solución más conveniente especialmente en el brote incontenible de la inseguridad ciudadana que ha dejado pista libre para que se cometan crímenes y saqueos a establecimientos y hogares que anteriormente no se cometían; en igual forma debe controlarse por todas las autoridades involucradas la inseguridad y decesos que a diario se producen en las arterias viales de ciudades e interprovinciales, debido a lo cual el Gobierno Central y todas las autoridades deben cumplir la noble tarea de realizar los estudios pertinentes para mantener programas que desarrollen al país eliminando la desigualdad social y se programe para inmediato, mediano y largo plazo lo más conveniente en esta dura crisis que atravesamos no solamente por la pandemia sino también por los embates de la naturaleza que prácticamente destruyen el planeta.