Las claves de la vida

Sandra Beatriz Ludeña

Comprender la vida siempre ha sido algo que ha activado mis resortes, ver que hay tras del velo. ¿Qué significa esto? ¿A dónde vamos tan deprisa? Aunque mi vida siempre estuvo orientada a los números, precisamente eso, me hizo aprender a dar significado a las cosas. 

Muy tempranamente aprendí a medir todo, pues es importante tener bien claras las métricas, pero eso de hacer números siempre fue en el cuaderno, algo análogo a lo virtual, de allí transitar al plano real, fue lo esencialmente importante. 

En la niñez y la adolescencia leía libros idealistas como “El Profeta”, así Gibran Jalil Gibran me marcó.  Es que como humanos deseamos que todo esté bien ordenado, que haya terreno sólido para pisar.  Mas, las cosas no funcionan así, el mundo tiene belleza con tintes de fealdad, la verdad se compone de una secuencia de mentiras, la justicia se viste de injusticia y así sucesivamente.

Entonces nos confundimos, no sabemos qué pensar, cómo obrar, a dónde dirigirnos.  Deseamos una realidad de decisiones rápidas, sin hacer esfuerzos para pensar.   Por esta razón es que caemos en la trampa de permitir que otros piensen y decidan por nosotros. 

Vean pues, que hoy en día, los justos cometen todo tipo de injusticia por pretender que existe un pensamiento ya tamizado, y siguen esa línea por no atreverse a reflexionar, a crear un propio criterio y, a revolucionar ese statu quo. 

Lo propio pasa en la institucionalidad, llamada a ser ejemplo en lo legal, sin embargo, incumplen normativas a diario y bajo la luz del sol.  Si un individuo del segmento común ciudadano no tributa, se dice “Evasión tributaria”, pero para la institución que no lo hace, no pasa de un olvido. 

Así, existió el caso, por largos años, una institución que se negó a pagar a sus trabajadores lo que correspondía según ley, en aras de evitar caer en lo ilegal infringían leyes, iban a juicios en tribunales y se valían de su poder institucional a toda costa y pretexto para negar los derechos a sus obreros; hasta que hubo quien evidenció esta “evasión de las leyes laborales”.

Así son los sucesos cotidianos, sufrimos la incertidumbre en lugar de soltarnos, fluir, — también causamos sufrimiento—.  El miedo nos transforma, no nos deja pensar.  Y todo por no comprender la vida.  De esa manera nacen pesadillas, que emanan de procesos sobre los que carecemos de control, de los cuales, tenemos un conocimiento muy parcial y tememos, estamos  aterrados, pues, nos sentimos débiles para dominar la situación.

¿Cuál es la clave? Sí nos sentimos inseguros frente a determinados aspectos de la vida, la clave es pensar, dejar esa pereza e intentar comprender.  Esta es la única protección auténtica frente a riesgos y peligros de toda índole.  Las claves de la vida están en la comprensión humana.