Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de los Cielos
Campos Ortega Romero
El redentor y hombre comprometido con su pueblo, no poseía para nada, ese aire de dulce cordero que hoy le pintan. No era un hombre blandengue, ni un tímido, ni tampoco caminaba pausado y lánguido, como lo imaginan los cineastas modernos. Aquel hombre andaba a trancos largos por las orillas del diminuto mar de Galilea, y se dirigía con voz fuerte a los pescadores para reclutar a su milicia. Hablamos de Cristo.
Continúa leyendo «Bienaventurados los pobres porque de ellos es el Reino de los Cielos»