Antonio C. Maldonado V.
En la actualidad en nuestro país seguramente como en los demás del planeta agobiados aún por la pandemia y los duros embates de la naturaleza, así como la guerra que descuartiza la República de Ucrania y los problemas que afrontan los habitantes de Rusia, no debemos perder de vista los graves incidentes que se producen a diario en nuestra nación que para aliviarlos y terminarlos en lo posible se toman medidas draconianas que al momento no dan el resultado que se esperaba.
El Gobierno Nacional y su Presidente en particular en ejercicio de las facultades que le otorga la Constitución de la República, con el fin de terminar con el narcotráfico y las pandillas que se forman para su ejecución inclusive desde las cárceles ha decretado el Estado de Excepción y toque de queda focalizado en determinados lugares de tres provincias de la Costa: Esmeraldas, Manabí y Guayas, sin que dichas medidas al momento solo den resultados parciales; pues, la delincuencia de todo calibre con el aviso que se les da, optan por cometer sus fechorías en diferentes y diversos sitios con nuevas modalidades y en los horarios que no funciona el toque de queda y que seguramente los miembros de la Fuerza Pública los utilizan para su descanso.
Tanto el Ministerio de Gobierno como el del Interior no articulan ninguna actividad exitosa, sino más bien a la inversa, cuya división actual que anteriormente era uno solo y acarrea más gastos burocráticos que tienen que ser solventados del presupuesto nacional fruto de los tributos que golpean pesadamente las economías del pueblo; igual que atender nuevos organismos burocráticos como la “Secretaría de los Científicos” que van a combatir la corrupción pagados con dinero del referido presupuesto, fondos de propiedad de los ecuatorianos que deberían invertirse en salud y educación; puede afirmarse esto en lo relativo al Ministerio de Gobierno cuya misión fue la de armonizar las actividades de la principal Función del Estado, la Asamblea Nacional que continua desarrollando sus actividades en una pugna permanente por la destitución de la actual Presidenta, Guadalupe Llori, que hábilmente defiende la dignidad para la que se la eligió cobijándose en la declaración pública que con su salida se pretende destituir al Presidente Constitucional de la República, lo que no es verdad según aclaran sus opositores.
Por otra parte, es importante resaltar que estamos viviendo un periodo circunscrito a los días feriados, luego del que pasamos el 1 de Mayo, se viene el del 24, que se conmemora el Bicentenario de la Batalla de Pichincha y en ese mismo día, si es que no pasa nada funesto en este periodo como la huelga de hambre de los maestros, la anunciada movilización indígena y la cantidad de paros y marchas en fermento; periodo borrascoso en el que el Primer Mandatario debe presentar a la Asamblea Nacional el informe de labores, para su aprobación o censura, lo que nunca se lleva a efecto.
En estas circunstancias como es obvio y necesario para la Presidencia de la República, se despliega una cantidad gigantesca de dinero para difundir los logros alcanzados en el ejercicio de sus funciones que a diario son rebatidos por sus opositores; entonces ¿quiénes dicen la verdad y hacia dónde nos enrumban?