¡… a la ciudad!

Efrén Sarango Palacios

Me propuse darle un giro

a mi suerte mangulera,

puro hueso, calavera

que me tiene triste y chiro.

Al bolsillo me lo estiro,

sin embargo, no me alcanza

la mullapa, ni esperanza

para darle a mis chiquillos

un caldito de librillo

que contente algo su panza.

Cabalgando en mi pollino

desperté en la gran ciudad

con mi facha de humildad

descubriendo mi destino.

Titubeando en el camino

sin saber qué va a pasar

puse a ratos a volar

mis anhelos monetarios

recordando los precarios

mal momentos de mi hogar.

Con modestia y con respeto

mil trabajos supliqué,

¿No me dieron … ¿sabe qué?

porque soy analfabeto.

Medio burro y gil completo

sin la ciencia de avanzada

me quedé sin saber nada,

sin siquiera abecedario

con perfil de proletario

con mi escuela clausurada.

Con los brazos bien cruzados

transcurrí media semana

como huésped de mi hermana

que camella en el mercado.

La pasé medio acholado

sin tener para aportar

un centavo y cooperar

por concepto de comida,

de posada, de dormida

al extremo de llorar.

Y después de tantos días

dedicado a la baraja

masticando solo paja

regresé sin calorías.

Relaté mis agonías

a mis hijos y consorte

quien saltó como resorte

y acúsome de baboso

por marcharme sigiloso

y dejarla sin soporte.