¿Por quién votar?

César Eduardo Briceño Toledo

Según el calendario electoral, a los ecuatorianos nos obligan a votar en los próximos comicios seccionales, debido a qué, estemos de acuerdo a no, debemos acudir a las urnas electorales. ¿Qué tan bueno ha sido hacerlo y cuáles han sido sus resultados durante dos siglos? Sí en Canadá, Estados Unidos, Colombia o Chile; el sufragio es voluntario y sus estados se gobiernan con constituciones democráticas.

En las últimas elecciones presidenciales el número de electores fueron de 80.000 individuos qué actualmente se prevé serán de 90.000; como si por el número evitaríamos nuestro desastre secular de atraso y corrupción estatal. La proliferación de partidos y movimientos políticos alrededor de 300 vulneran a nuestra democracia que en lugar de ir avanzando ha sufrido un retroceso horroroso; porque sin duda lo que más a afectado a su consolidación ha sido la perpetuidad de los viejos caudillos y el caciquismo aberrante que no a permitido ni la remoción de nuevos cuadros dirigenciales peormente la formación de nuevos líderes; que es el compromiso que tienen con el Estado que financia su permanencia. Se degradó en la llamada “partidocracia” integrada por un clientelismo desideologizado propenso a los camisetazos políticos. Por esa razón; el Código de la Democracia que está vigente más de una década debe ser reformada, para que las organizaciones políticas se democraticen.

Los diversos candidatos a las dignidades seccionales tienen respuestas a todas nuestras necesidades sociales; sin embargo, nunca lo cumplieron cuando tuvieron la oportunidad de hacerlo como concejal, alcalde o prefecto; peormente haber desarrollado con su plan de trabajo archivado en el CNE, a veces ni siquiera el 50%, que por ese motivo pudieron haber sido revocados mucho antes de terminar su período.

Se avecina el momento propicio de dar la vuelta a la página de una historia de estancamiento y retroceso social en Loja; votando por nuevos ciudadanos que quieran servirla, con capacidad y decisión, que gozan de una buena salud física y mental; que no se deben a trincas de grupos ni familias que se han enriquecido indecorosamente de los fondos públicos.