Sucumbimos día a día

Cada día que amanece

salta pus por todos lados,

se desarma nuestro Estado

y el futuro se entristece.

El asunto, tal parece,

no lo inmuta al gobernante

que lo pone tan distante

de su pueblo y sus problemas,

situación que nos requema

y nos cambia de talante.

El respaldo es lastimero

hacia “Guille” y su gobierno,

es candente, es el infierno

y el país sin derrotero.

Aunque hay sacos de dinero,

en las arcas estatales,

no nos suelta “cuatro reales”

don Guillermo y sus ministros,

no nos suelta suministros

para escuelas y hospitales.

Pareciera que el bendito

no aterriza en el planeta

y se pasa en la completa

postración que importa un pito.

Todo el mundo pega el grito

y le pide protección

o se hunde la nación

en las fauces del infierno,

en el feo y cruel averno

esperando salvación.

Ya quisiera en este rato

escribir más positivo,

pero el mundo que percibo

es dantesco, muy ingrato.

Me emociono, me arrebato

por el tétrico abandono

a la patria, no perdono

y lo escribo con mi verso

que camina muy disperso

por el tedio y el encono.

El balance, mis señores,

es fatal, de aburrimiento,

investiguen, no les miento

y se encrespan los rencores.

Esta patria de colores

se merece mejor suerte,

no las sombras de la muerte

que de a poco se aproximan;

es la patria que victiman

y nos troca en ser inerte.