Más acerca del alcoholismo

En artículos anteriores analizamos el alcoholismo como enfermedad y sus consecuencias, y si el alcohólico no contrala oportunamente su adicción, de seguro vivirá su autodestrucción física, mental y espiritual, hasta llegar a la locura e inclusive la muerte prematura. Es importante señalar que no únicamente el alcohólico está sufriendo esta enfermedad mental, sino que sus secuelas son mucho más complejas puesto que afecta a la parte emocional de toda una familia, al estado de convertirlos en seres humanos “resentidos con su propia vida, con el alcohólico y con la sociedad, además personas neuróticas y depresivas, llenos de ansiedad, dolor, angustia, miedo, timidez”, etc., que en muchos de los casos piden a Dios la muerte, porque sus dolores emocionales se vuelven incontrolables.

Ahora bien, al hablar más acerca de la enfermedad del alcoholismo, se puede determinar que una persona azotada por esta grave enfermedad, “será un alcohólico para toda su vida” (solo puede detenerla sin tomar la primera copa), parece sentencia de muerte, pero así es, toda vez que ha perdido la capacidad para controlar su manera de beber. Para el alcohólico una copa es demasiado y mil no son suficientes. Esta es una de las pruebas fehacientes para determinar que el alcoholismo es progresivo e incurable, que de paso va diezmando a la familia, que, pese a no tener problemas con el alcohol, está gravemente enferma por haber perdido la paz y el amor en el hogar, más las consecuencias antes mencionadas.

La desesperación del alcohólico por dejar de beber hace que ensaye una serie de métodos, pero ninguno le da resultado, e inclusive utiliza intervalos generalmente breves de abstinencia, otros cambian de bebida (alcohol por cerveza), recurren a la religión, a la medicina, a la fuerza de carácter, y más medios, sin obtener resultados, luego vuelve a beber con mayor fuerza agravando su enfermedad. En esta etapa, el alcohólico ha perdido la capacidad para controlar la bebida, es decir, impotente ante el alcohol con una vida ingobernable.   

No todo está perdido, el alcohólico puede recuperarse si detiene su bebida. Al detener la bebida reivindica su dignidad, su familia, el trabajo, y por ende ser parte de la sociedad. Para este objetivo es necesario que el alcohólico esté dispuesto a “querer dejar de beber”, y la “voluntad de recuperarse”, requisitos con los cuales pueda acudir a un Grupo de Alcohólicos Anónimos, donde le ayudarán en su recuperación; y, así mismo los familiares del alcohólico (esposa e hijos) que son personas coadictas del alcohólico, pueden acudir a los Grupos de Familia Al-Anon, para su tratamiento. Las terapias son gratuitas, solo necesitan llevar su buena voluntad.

La ciudad de Loja cuenta con muchos Grupos de Alcohólicos Anónimos, uno de ellos: Alcohólicos Anónimos “Grupo Loja”, ubicado en la calle Bernardo Valdivieso entre Miguel Riofrío y Azuay, reuniones los días lunes, miércoles y viernes, a partir de las 20h00; y, Grupo de Al-Anon “Valor para Cambiar” en la calle Cuenca y Pasaje, plaza de El Valle, reuniones martes y jueves, a las 20h00.

Luis Paccha Cuenca

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