
El 22 de marzo de cada año, desde 1993, se celebra el Día Mundial del Agua, luego de que Naciones Unidas hiciera dicha declaratoria para continuar el debate sobre la importancia del líquido vital en el desarrollo de la humanidad.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), sostiene que, “el Día Mundial del Agua se celebra para centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos de agua dulce. Se trata de tomar medidas para hacer frente a la crisis mundial del agua, en apoyo del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos para 2030”, reza un comunicado.
Asimismo, las Naciones Unidas, en su boletín conmemorativo, informó que, “en 2015, el mundo se comprometió con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 como parte de la Agenda 2030: la promesa de que todos tendrían agua y saneamiento gestionados de forma segura para 2030, pero al día de hoy, nos encontramos muy lejos de conseguirlo, ya que miles de millones de personas e innumerables escuelas, empresas, centros de salud, granjas y fábricas se ven restringidas porque aún no se han cumplido sus derechos humanos al agua y al saneamiento”, y agrega que los últimos datos muestran que “los gobiernos deben trabajar un promedio de cuatro veces más rápido para cumplir con el ODS 6 a tiempo”.
En Ecuador, según la Agencia de Regulación y Control del Agua, en el año 2020, la cobertura del servicio de agua potable a nivel nacional era de 79,28%; mientras que, en relación a la continuidad de servicio, la cifras dicen que se cuenta con un promedio del 91%, lo que representa 21,84 horas al día, a un valor de USD 1 con 2 centavos, por metro cúbico de agua. Según el informe de esta dependencia pública, el cantón Loja tendría un 42,92% de cobertura de agua potable para el consumo humano.
El territorio nacional se divide en 31 Sistemas Hidrográficos, conformados por 79 cuencas. Estos sistemas corresponden a las dos vertientes hídricas que naciendo en los Andes drenan hacia el Océano Pacífico en un número de 24 cuencas, la cual representan 123.243 Km2, con un porcentaje de superficie del territorio nacional de 48,07%; y en un número de 7 hacia la Región Oriental, la cual cubre un área de 131.802 Km2 y representa el 51,41% del territorio nacional. La superficie insular aledaña al continente es de 1.325 Km2, que representa el 0.52% del territorio ecuatoriano.
Las principales amenazas del agua para consumo humano y la producción serían la contaminación derivada de la agroindustria y la minería, según Luis Sivisaca Guaya, representante de la Red de Organizaciones Sociales y Comunitarias en la Gestión del Agua del Ecuador (Roscgae), quien cuestiona las políticas públicas que ponen en riesgo la contaminación del líquido vital. “La contaminación se da por las aguas residuales sin tratamiento, la minería y la agricultura”, la misma que está amenazada desde su origen, en lo páramos, hasta que llega al mar. “En el caso de Loja, desde el barrio Capulí hasta Solamar, de sur a norte, encontramos un sinnúmero de afluentes de aguas negras que se descargan directamente al río”, detalló. Un buen ejemplo de tratamiento adecuado de las aguas negras, sería Etapa en la ciudad de Cuenca, “pero también un mal ejemplo, es el río San Luis en Portovelo donde sus aguas están muertas”; asimismo, destacó que la actual Ley de Minería protege las fuentes hídricas, sin embargo, existiría la amenaza de un nuevo cuerpo legal orientado a favorecer intereses ajenos a la conservación del agua.
En materia de contaminación, según el Instituto de Estadísticas y Censos (INEC), en su estudio de agua, saneamiento e higiene, realizado en 2017, el 20,7% del líquido vital que se consume en Ecuador está contaminado con heces fecales, el 15,4% en zonas urbanas y el sector rural con el 31,8%; de los cuales, más de la mitad del agua contaminada pertenecería a la red pública (el 55,1%), seguida del agua embotellada o envasada, con el 17,8%.
Francisco Gordillo Gordillo, del Fondo Regional del Agua (Foragua), comentó que, “es de vital importancia tener un marco legal y político que nos permita garantizar el cuidado y la protección del agua y la naturaleza”, al tiempo de sostener que, del mismo modo, es mucho más importante la generación de recursos económicos y su inversión. “Garantizar el cuidado del agua, implica inversión”, y para eso se necesitaría llegar con incentivos económicos a los sectores rurales, donde se presta los servicios ambientales por cuidado del agua.
Destacó que la iniciativa del Foragua ha permitido que los municipios inviertan el aporte de los ciudadanos, en la protección de varias fuentes de agua. “Se ha logrado establecer 392.000 hectáreas de conservación municipal y uso sostenible, así como definir 55.000 hectáreas de interés hídrico para consumo humano”, cuyo siguiente paso sería llegar a las comunidades involucradas, con procesos de mejoramiento en la producción y valor agregado de sus materias primas. (I)