Guayquichuma cumple 66 años de soledad

César Correa

Sin agua apta para consumo humano, sin canales para el riego, sin caminos, sin mercado para sus productos, sin alumbrado público, sin señales de celular y televisión, sin suficientes servicios de telecomunicaciones, educación, salud, transporte, sin incentivos para permanecer en la parroquia, Guayquichuma, creada el 29 de agosto de 1957, es de las jurisdicciones que más está sufriendo las calamidades del neoliberalismo, pues no ha recibido atención alguna del Estado.

El Prado, cabecera parroquial, que cuenta con agua entubada no apta para el consumo humano, no tiene ni siquiera los estudios para poder construir un sistema de agua potable. La Junta Parroquial cuenta con USD 148.000 anuales y lo primero que tiene que hacer es destinar unos USD 20.000 para contratar esos estudios.

Solamente el 10% de las tierras cultivables de la parroquia están utilizadas en las actividades productivas por las siguientes razones: a) No se cuenta con riego, a pesar de que se podría tener buenos canales con agua de las quebradas Chiguango y Badén; b) No se cuenta con los caminos carrozables necesarios para el transporte de los productos; c) No se cuenta con el mercado para sus productos, como naranjas, piñas, café, tilapia, que parcialmente se venden en El Trapiche, Portovelo, Catamayo, en Loja «los municipales no los dejan ubicarse en algún  sitio» ; d) No se ha podido introducir maquinaria y técnicas modernas para las actividades productivas; e) Los precios que reciben no son estimulantes, por ejemplo, la tilapia la venden a USD 2,50 la libra. La parroquia se ha quedado con 457 habitantes, de los cuales el 70% sale a trabajar en otros lugares.

En El Prado el alcantarillado sanitario descarga en un pozo séptico que está donde termina el área urbana, cuya vida útil ya se cumplió y sus malos olores molestan a los moradores, por lo que debe ser reubicado.

Solamente existen dos escuelas. Una en El Prado, la unidocente «Nelson Romero», con 4 alumnos y la otra en el barrio Chiguango, también unidocente, con 5 alumnos. Hay más escolares que asisten a planteles de otros lugares y todos los colegiales deben estudiar fuera de la parroquia. Hay niños que salen de sus casas hacia sus planteles a las 4h00 y regresan a las 16h00, sin haber comido. En esas condiciones es imposible que puedan recibir instrucción válida para el mundo actual, esas nuevas generaciones están condenadas a ser mano de obra sin calificación, a menos que emigren. Los GAD podrían ayudar proporcionándoles transporte para que vayan a estudiar en Sambi o en Portovelo.

Willan Diaz Carrión quiere iniciar el cambio

El 05 de febrero, Willan Díaz Carrión fue elegido vicepresidente de la Junta Parroquial y desde ya está realizando gestiones para mejorar la realidad de su tierra, a la que ha regresado a radicarse, de la que salió cuando tenía 14 años de edad. Ha vivido en Machala, donde estudió en la extensión de la Universidad Luis Vargas Torres, de Esmeraldas, en la que se graduó de ingeniero eléctrico.

Díaz encontró que una empresa de Chaguarpamba proveía servicio de internet a algunas familias. El costo de la instalación era de cien dólares y la mensualidad de USD 22. Con su gestión ha conseguido que, en adelante, la instalación sea gratuita y la mensualidad de USD 20, con lo que espera que más familias puedan contratar este servicio, que es el más necesario en una parroquia con mínima cobertura de Movistar y de Claro, y sin señal de televisión.

Díaz va a promover la instalación de un vivero para proveer de plántulas a los agricultores, la contratación de los estudios para la red de agua potable, hacer instalaciones junto a la cascada Agua Milagrosa en el barrio Santa Ana para que las personas puedan emprender en actividades turísticas, buscar formas de incrementar las ventas de tilapia y de los productos de la parroquia, tecnificar la producción y gestionar el asfaltado de la carretera Las Chinchas-Portovelo.

Esta descripción constituye una contundente argumentación en favor de una fuerte inversión estatal para conseguir la modernización de parroquias aisladas como Guayquichuma, cuyos habitantes tienen pleno derecho a gozar de los bienes que existen en las ciudades. (I)