Luis Antonio Quizhpe
En 1919, con motivo de celebrar el primer centenario de nacimiento de uno de los hombres más preclaros de Loja, su entrañable familia editó un libro esencial para la vida política y cultural de los lojanos. Se trata de Una vida sin poses, a su manera que no es otra cosa que un relato construido por sus hijos, nietos, sobrinos, familiares y amigos unidos con profundo amor filial a su padre, abuelo, hermano, tío y amigo: Vicente Agustín Aguirre Ruiz.
El texto que menciono es fino, sincero, modesto y “sin poses”, como así fue la vida privada, pública, política y de servicio de este ilustre ciudadano. Sin duda sus lecciones de vida sencilla, pero muy solidaria, responsable y vertical, calaron muy hondo en su familia, en sus camaradas y en la clase trabajadora en general, por lo que su actuar blindado de valores éticos y morales, será un paradigma de trabajo, empeño, disciplina y rectitud para las futuras generaciones.
El libro narra la robusta personalidad del doctor Aguirre como un señor, un caballero, una persona buena, enaltecido como diligente trabajador, chofer profesional, político de principios, jurista de fuste y fogoso diputado. En lo familiar, lo enfoca como todo buen mortal: hijo respetuoso, obediente, estudioso; entrañable esposo, padre correcto y responsable. De aquello han dado fe su esposa María Riofrío Burneo y sus amados hijos: Soledad, Manuel Agustín, Pedro, Carmen, Silvana y María Lorena Aguirre Riofrío.
En lo que respecta al trabajo, al doctor Vicente Agustín, lo vemos como un dedicado agricultor, convencido socialista, experto del volante, líder sindical, comunicador social, periodista acucioso, abogado justo, funcionario judicial, magistrado y legislador. En todos estos campos ha derramado su lúcida inteligencia, su honda sabiduría y su equilibrio emocional, como ser dotado de un elevado espíritu humano.
Destaca el texto que la segunda casa del doctor Manuel Agustín fue el Sindicato Provincial de Choferes de Loja, al que sirvió 25 años, desde 1945, ya sea como secretario general, director del periódico El Volante o director del Curso de Profesionalización. Paralelo a ello, como miembro del Partido Socialista, desde 1938, se ocupó de difundir sus ideales a la clase trabajadora, congregada en los sindicatos de carpinteros, zapateros, sastres y especialmente de choferes, donde logró buenos frutos al formar a los primeros líderes socialistas.
Como dije, se trata de un libro ameno, sencillo, “sin poses”, como fue el actuar del protagonista. Es un documento, no solo para exhibirlo en los estantes, sino para leerlo con cariño, con profundo amor porque se trata de la vida de un hijo predilecto que ha dado tanto a Loja. ¡Cuánto daría porque lo leyera la niñez y juventud de la unidad educativa que lleva su nombre!; estoy seguro de que por ese recinto vibra la energía y el alma de Vicente Agustín Aguirre Ruiz.