
El programa Ojo Crítico, de Diario Crónica, recibió a Cecilia Benavides Celi, quien acaba de publicar el libro Luchar por mis sueños, en el que desnuda la cruda realidad de su activismo político y su liderazgo, enfrentando atropellos e ingratitudes permanentes; incluso de procesos legales —por exigir transparencia en el manejo de recursos públicos—.
Separación de la política
Benavides Celi empezó su conversación destacando las vivencias de gratitud y aprendizajes positivos que puso recibir desde que fuera activista en la Universidad Nacional de Loja (UNL), pero también cuestionó los actos negativos y desleales de quienes sirvió y ayudó a triunfar en la política local. “Tuve vivencias importantes, pero también cosas desagradables”, las mismas que habrían provocado, su retiro de la participación política partidista. “Mi familia también no deseaba que continúe, por múltiples razones”.
Sus inicios
Detalló que su incursión en la política partidista habría sido en la UNL, como estudiante, llegando a obtener una votación histórica en un partido estudiantil distinto al tradicional. “Desde ahí me llegó a gustar muchísimo la política”, y gracias a las amistades ligadas al partido Democracia Popular (DP), ingresaría a dicha organización en la que ha militado 20 años. “En el 94 participé como alterna a la consejería provincial con Daniel Mahuad”, y por razones de estudio del principal, terminaría asumiendo la representación en la Cámara Provincial de Loja. “Un hecho histórico fue cuando quisieron utilizar los recursos destinados para agua potable en vialidad y voté en contra, a pesar de pertenecer a la DP”, contó en relación a su pulcritud en su accionar público.
Recordó su participación en 1998, en binomio con Rafael Dávila Egüez, llegando a ganar tres diputaciones, tres consejerías provinciales y cinco concejalías cantonales. “Cuando estuve en Operación Rescate Infantil (ORI), por mi pulcritud en la gestión pública y, después de ser declarada la segunda mejor gestión nacional, empecé a tener problemas con el director del partido; el señor Castillo Vivanco y Dávila, y decidí dejar la organización después de 22 años de militancia”, reseñó.
Ya para el año 2002, en una alianza política, participó como la primera mujer candidata a la alcaldía de Loja, gracias a un pedido de Jorge Montero Rodríguez de Concentración de Fuerzas Populares (CFP), ubicándose en el cuarto lugar. “Luego de eso fui víctima de un atentado criminal, y mis compañeros de la DP lo único que hicieron fue enviarme sendos oficios diciendo que lo sentían mucho; entonces fui donde Montero Rodríguez y me ayudó”, precisó al tiempo de recordar sobre lo que sería su última participación como candidata. “Fue la mejor campaña de mi vida, aunque no ganamos”, pero habrían desarrollado un proselitismo con base en ayudas sociales y servicios de salud. “Se ayudó a 35.000 personas con medicina, atención en pediatría, densitometría, traumatología, ginecología y obstetricia; para mí, fue volver a ser trabajadora social”, afirmó y así habría finalizado una etapa política —que hoy cuenta en su libro—.
Su obra
Según la escritora, ha recurrido a la metáfora como una alternativa para recrear personajes y escenarios de triste recordación por su ingratitud y deslealtad a la hora de actuar en ese universo de intereses en el que se mueve el accionar político partidista. “Desde que me retiré de la política tenía la idea de publicar un libro para contar todas las cosas que he vivido, porque como mujer he tenido que soportar y testificar las cosas más terribles del mundo”, y detalló la época en la que participó a la alcaldía de Loja y Wadie Mahauad Ortega a la prefectura, cuando un grupo de ingenieros habrían dispuesto sacar los stickers de su candidatura ya que ellos apoyaban exclusivamente al futuro prefecto. “Un ingeniero me dijo, ‘señora saque esas pendejadas porque nosotros estamos con Wadie, pero no con usted’”, reseñó.
Demandas de quienes sirvió
Benavides Celi contó que durante su carrera política habría sido demandada judicialmente por 8 ocasiones y por las personas a quienes ayudó y sirvió desde la militancia partidista, como también en el activismo por la equidad de género. “El señor Castillo Vivanco me demandó por dos ocasiones, la una cuando salí del ORI y otra cuando regresé de hacer unos estudios en España, pero salimos bien librados en esos procesos legales”, y a criterio de la entrevistada, el origen de dichas demandas judiciales sería por misoginia, pero también para “quitársela” del camino. “En los partidos, la mujer estaba presente para que sirva la copita, porque consideraban que nosotras no teníamos la capacidad suficiente”, por lo que su liderazgo habría molestado a sus demandantes. “Cuando salí del ORI, Diario Crónica tituló una noticia con el texto, ‘Cecilia Benavides, una piedra en el zapato de Castillo’”, y se ratificó: “yo no fui una persona que agachaba la cabeza”.
Asimismo, recordó que la exasambleísta por Loja, Nívea Vélez Palacios, también ha recurrido a la justicia acusándola de daño moral. “Ella me siguió el juicio y me hizo pagar USD 12.000, cuando era asambleísta, solo porque dije, por favor, dónde está el sobrante del dinero que enviaron de España”, para la Red de Mujeres. “Yo tenía tres avalúos que decían que en la casa del gremio se pudo gastar como máximo, USD 40.000, y a nosotros nos enviaron USD 90.000”, y de USD 17.000 que se regresó al donante, USD 30.000 se perdieron, se esfumaron”, finalizó.
DATO
“Jorge Montero nunca me apuñaló por la espalda”.
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Cecilia Benavides Celi, escritora lojana, quien ha publicado un libro sobre sus memorias políticas.