El término “violencia de género”, aunque no lo parezca, existe desde el siglo XX, pero ha tomado mayor fuerza en la última década. En lo que respecta al Ecuador, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), arroja datos muy desalentadores en cuanto a la llamada “violencia de género”,por ejemplo, en nuestro país, 6 de cada 10 mujeres sufre algún tipo de violencia, de igual forma, según los datos de dicha institución gubernamental, manifiesta que la provincia con mayor índice de estos actos es Morona Santiago, con cerca del 70%, mientras que Loja, tiene niveles que rondan cerca del 60%, datos sumamente alarmantes sin lugar a duda.
Pero, nos hemos preguntado, por ejemplo, ¿sobre la violencia que sufren los hombres?, que, pese que a muchos les parezca inaudito, existe, aunque, obviamente, los porcentajes son mucho menores en cuanto a las mujeres, con cerca del 38% a nivel nacional. Lo que ahora cabe preguntarse es, ¿porque estos niveles son tan bajos? Esto se debe principalmente a los sentimientos de vergüenza y retraimiento que muchos hombres sienten, ya que a muchas personas les resulta imposible y raro que un hombre pueda sufrir violencia por parte de una mujer, cuando claramente no es así.
Con esto también, puedo decir que usar el término “violencia de género”, esta incorrecto, ya que últimamente dicha palabra se está usando con un direccionamiento mucho mayor y más enfocado hacia las mujeres, cuando todo ser humano, de toda condición social, de todo nivel educativo y de toda orientación sexual sufre violencia física, psicológica, sexual o verbal. No es mi afán negar que la consumación de hechos violentos hacia la mujer ha sido mucho mayor con respecto a otros seres humanos en nuestra sociedad pero, los hechos violentos, vengan de donde vengan, se cometan contra quién se cometan deben ser tratados puntual y categóricamente como es, violencia, así tal cual, violencia, ya que muchos usan el término violencia de género de una forma parcializada y sesgada hacia un determinado grupo humano, cuanto todas las personas y seres vivos sufren violencia diariamente.
Todo esto es una penosa realidad que muchos esperamos que cambie, y todos podemos poner de nuestra parte, en los hogares fomentando una educación humana y de respeto hacia los demás, en lo educativo, fomentado políticas públicas eficientes en escuelas, colegios y universidades en la que de manera optativa y natural, sin presiones ni obligación, se instruya a todos quienes forman parte de las instituciones educativas, sean del nivel que sean, en un lenguaje claro y sencillo sobre lo necesario y valioso que es y significa vivir en paz y armonía, con todas las personas a su alrededor y que el respeto y la tolerancia, son valores que no se deben perder. En lo que respecta a los entes estatales encargados de impartir justica, deben mejorar totalmente el servicio, porque hay causas judiciales en materia de violencia que demoran en resolverse muchos meses sino es que en años, y sobre todo, los funcionarios que atienden al usuario en las diversas instituciones públicas donde en teoría, se puede denunciar estos actos, deben ser más empáticos y humanos, ya que lamentablemente esperan a la consumación de un hecho de violencia, con resultados trágicos y fatales para actuar, y encima de eso , muchas veces suele ser una actuación tibia y blandengue, sin dar la importancia requerida para estos casos.