Vigencia del pensamiento de Simón Bolívar

Campos Ortega Romero

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El 24 de julio de 1783, nace en Caracas, Venezuela, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios “el Libertador Simón Bolívar”, y muere en Santa Marta, Colombia, el 17 de diciembre de 1830, a los cuarenta y siete años. Sus padres fueron don Juan Vicente Bolívar y doña María de la Concepción Palacios y Blanco.

La familia pertenecía a la nobleza peninsular, y los Bolívar venezolanos eran dueños de ricas propiedades rurales. La vida de Bolívar es la historia más apasionante de luchas, esfuerzos, drama, derrotas, triunfos, glorias y tragedia. La generosidad, la constancia, el desinterés y la energía en la adversidad estuvieron entre sus cualidades sobresalientes, sus adversarios decían que era más temible vencido que vencedor. Mientras otros se valieron de las revoluciones para enriquecerse, Bolívar perdió su fortuna personal por el logro de sus ideales. Sus cartas, proclamas y discursos son la mayor herencia para conocer en toda su dimensión a nuestro Libertador.

A los doscientos cuarenta años del natalicio de Simón Bolívar, parecería que nada nuevo hay para manifestar sobre el ilustre caraqueño, pero cuando se mira los sucesos económicos y políticos que están ocurriendo en América Latina, de inmediato surge la relación la proyección de su pensamiento, con la dimensión histórica de su ideología.  Consideramos que el claro pensamiento de Simón Bolívar, es desconocido por los hombres y mujeres pobres de nuestros países, por voluntad de los señores que detentan el poder político y social. Esto sucede con los grandes hombres, como Bolívar, que han comprometido su vida su gloria, su ideología, en beneficio de la humanidad. Las clases dominantes y opresoras lo utilizan, lo tergiversan, lo opacan, lo ocultan, siempre en defensa de sus intereses. Estas mismas clases son las directas responsables del endeudamiento con entidades crediticias internacionales y que los préstamos se hayan dilapidado después de ser conseguidos en condiciones de indignidad para la soberanía de los pueblos. Por ello ocultan el pensamiento claro y cimero de Simón Bolívar, por la libertad de los pueblos.   

Bolívar es grande por sus acciones y pensamientos, sin embargo, traicionado por quienes dicen recordarlo con profundo respeto, señalamos así, por cuanto no cumplen con lo señalado por el libertador: “… las Naciones marchan hacia el término de su grandeza, con el mismo paso con que camina la educación. Ellas vuelan, si ésta vuela, si retrogradan, se precipitan y hunden en la oscuridad, si se corrompe, o absolutamente se abandona”. El no cubrir con las necesidades básicas que la educación demanda, es irse contra el pensamiento del Libertador.

Simón Bolívar le apuesta a la educación cuando señala: “La esclavitud es hija de las tinieblas: un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción: la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman licencias por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia”  Predicaba que para ser libres lo fundamental era la educación del pueblo, y su interés por la educación  quedó inmortalizado en el apremiante aforismo que estableció en su discurso ante el Congreso de Angostura “Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”.

A Simón Bolívar, se le conoce como El Libertador de América, título que consideraba su premio más preciado, a pesar de los numerosos homenajes que le tributaron las naciones americanas, éste era su máximo galardón los describió como “superior a todos los que ha recibido el orgullo humano”. Desde 1812, encabezó la lucha por la independencia de América del imperio español logrando en los 11 años siguientes la liberación de un millón de kilómetros cuadrados específicamente en Colombia, Bolivia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela “en la unidad de nuestras naciones descansa el glorioso futuro de nuestros pueblos”, dijo Bolívar en resumen de su sueño de una América unida.

El legado de Bolívar quedó inmortalizado en la fuerza de su pensamiento e ideas. Obra ideológica que no solo es reconocida en América Latina, sino que su lucha es reconocida como un estandarte universal de la libertad y la igualdad de los seres humanos. La emancipación del yugo español fue el punto de partida de todo su ideal bolivariano y revolucionario.

Pero Bolívar no sólo dejó como legado sus ideas y pensamientos bolivarianos, sino que además dio cátedra de liderazgo y su capacidad de dirigir y de formar lo corroboraron. Bien lo describe Beltrán Prieto Figueroa en su majestuosa obra El Magisterio Americano de Bolívar: “Su acción de Libertador es más bien acción liberadora, porque tiende a enseñar a los hombres el uso de la libertad recién amanecida y a contener los abusos y desmanes de quienes, por no estar acostumbrados a actuar libremente, corrían peligro de extraviarse en el camino”. Por ello toma vigencia hoy el pensamiento del Libertador Simón Bolívar. Así sea.