Derrotados los privatizadores en la presente batalla

César Augusto Correa

elcesarbelt@gmail.com

Los privatizadores están que juran y rejuran que no van a privatizar nada, que, al contrario, van a invertir en salud, educación, obras públicas. En el plano ideológico esa es una contundente derrota sufrida por los privatizadores en la presente batalla, que terminará el 15 de octubre.

Se ha ganado otra batalla, pero la guerra continuará. Los privatizadores reiniciarán las acciones el 16 de los corrientes, las que durarán hasta el 24 de mayo de 2025 y que serán más duras que todas las anteriores. Nada podrá evitar que el pueblo tenga que devolver a diario el nutrido fuego que dispararán los privatizadores el 2024, por lo que el correísmo ganará más protagonismo. El conocimiento de la historia nos indica que los privatizadores perderán finalmente la guerra, porque el progreso y la globalización exigirán progresivamente políticas económicas más elevadas, que la empresa privada no podrá sostener.

La guerra se extendió al mundo entero en los años 80, cuando se vislumbraba la decadencia del proyecto socialista soviético ruso y el imperio resolvió poner en marcha el más crudo neoliberalismo, aunque en Chile se había anticipado en 1973, luego del sanguinario golpe de Estado contra Salvador Allende y la instalación de la atroz dictadura de Pinochet.

El modelo chileno recibió en sus dos primeras décadas caudalosas alabanzas de los publicistas de todos los continentes, poniéndolo de ejemplo para los demás países, especialmente para los de precaria industrialización, porque se aseguraba que sacaría del atraso y la pobreza a las naciones. El transcurso del tiempo ha ido desacreditando a la propaganda privatizadora, ya que al pueblo chileno se lo ha sacrificado despiadadamente, se lo ha llevado a mayor miseria y en todo ese país está peor que 1973. Sin embargo, a pesar del estruendoso fracaso del modelo chileno, aún quedan partidarios del mismo, algunos con fobias tan profundas contra la justicia y la igualdad, que preferirán ahogarse y no abandonar el barco que zozobra. Hoy en Chile ha recobrado mucha fuerza el modelo keynesiano, que pronto sepultará a los neoliberales para siempre.

El caso chileno constituye la prueba fehaciente del estruendoso fracaso del Estado privatizador. No obstante, en el Ecuador los empresaurios seguirán preparando proyectos para apoderarse de los miles de millones de dólares que administra el IESS, aunque descaradamente lo nieguen para engañar al pueblo. Esta batalla servirá para concienciar poco a poco a los ecuatorianos que todavía confían en la derecha, hasta que se conforme una amplia mayoría irreductiblemente contraria a las privatizaciones.