Numa P. Maldonado A.
Sí, después de un proceso electoral inesperadamente eficiente (sin apagones provocados, actas intervenidas y claras sospechas de fraude de todo tipo, denunciados en elecciones pasadas y alertados con énfasis en estas), que permitió, en pocas horas, conocer los resultados del triunfo de Daniel Noboa como nuevo presidente electo del Ecuador, y hasta la felicitación pública de su contrincante, la señora Luisa Gonzales, con el ofrecimiento de hacer una “oposición” sensata, encaminada a sacar adelante el país…(¿?) ; no nos queda más que decir, con un atisbo de esperanza y una energía positiva que nunca debe faltar: ¡Qué nos vaya bien, en provecho de todos!
Lamentablemente, una gran mayoría, aquellos que siempre han mirada las cosas desde la posición más cómoda, sin involucrarse, creen que únicamente con el buen augurio es suficiente. Para que nos vaya bien, en cualquier cosa, es necesario participar directa y activamente, con lo que mejor podamos ofrecer, especialmente con nuestro particular talento y capacidad, pero sobre todo con nuestro tiempo. Desterrando por siempre la demagogia o los falsos ofrecimientos, la “viveza criolla”: qué participen los otros, los “tontos”, “no tengo tiempo” …
A nuestro joven presidente, nos guste o no, si está bien intencionado y pretende no contaminarse de los defectos de la vieja politiquería, le corresponde, en primer lugar, cuidar su salud e integridad y dedicarle al buen gobierno del país el máximo de su tiempo. Y, si desea un gobierno honrado, justo, eficiente y eficaz, comandar como buen líder, con su ejemplo, un pequeño ejército de colaboradores cercanos (el nivel superior de liderazgo gubernamental: ministros, directores, gobernadores, asesores…), capaces de conducir bien el país, con afecto, honradez y conocimientos.
Desde luego, sería deseable que Noboa pueda iniciar una nueva relación, desconocida en el país, intra e interpartidaria, honesta y respetuosa, sepultando las prácticas perversas del neoliberalismo y el populismo caudillista corrupto, que nos han conducido a la inequidad, la pobreza, la inseguridad y violencia, y el odio entre ecuatorianos. Lograr, aunque sea acuerdos mínimos en los asuntos más importantes, sería un gran avance, un signo de madurez política … Pero dado el momento actual y la situación de gobierno de transición que viene, como dijo un analista político serio, no es fácil: los otros partidos, antes de permitir el éxito de Noboa con su apoyo, querrán mejor que fracase para obtener réditos electorales para sí, en el 25.
Frente a este panorama, ¿qué nos toca hacer, a cado uno de nosotros, hombres y mujeres sencillos pero capaces de reflexionar con nuestro propio entendimiento, sin consignas extremistas, mandatos abusivos o fanatismos esclavizantes?
Creo que nos iría bien, si las nuevas generaciones de jóvenes, los milenios o milennials y centenios o generación Z (centennials), que forman el mayoritario grupo de electores del Ecuador de hoy), tienen el acierto de analizar la historia y aprendiendo de ella, escapar de los viejos esquemas políticos degenerados, de derecha e izquierda, que mantienen increíblemente atrapados a mucha gente valiosa, y proyectar otro futuro. Un futuro diferente, mejor, con liderazgo político colectivo y bienestar para todos: sin gobiernos totalitarios o grupos monopólicos desalmados.