Reconstruiremos “un país golpeado por la corrupción, la violencia y el odio”

Daniel Noboa es el nuevo presidente del Ecuador, objetivo que le fue esquivo durante cinco ocasiones a su padre. La campaña y las elecciones estuvieron rodeadas por la violencia e inseguridad, pero, además, por los “influencers y youtuberes” que al final fueron determinantes en los resultados que de una u otra manera, truncaron las aspiraciones del ex presidente Rafael Correa, a quien le queda una buena carta política, la bancada de mayoría en la Asamblea Nacional con la cual quizá pueda comprar su boleto de regreso al Ecuador.

Daniel Noboa difícilmente en año y medio podrá recomponer la corrupción institucional en la mayoría de ministerios y de eliminar al menos los niveles de inseguridad y pobreza en las calles y campos de todo el país; de lo que, si será capaz, por los asesores que lo acompañaran, es la dependencia al FMI y de la venta apresurada de las empresas públicas a precio de gallina culeca, lo cual sin duda generará estallidos sociales e inestabilidad política.

El triunfo de las élites empresariales representado por Daniel Noboa es contradictorio, por un lado, entierra el caudillismo correísta pseudo revolucionario y revive otro conservador que carente de organización partidaria buscará protagonismo por medios clientelares. Noboa anticipó que “empezará a trabajar para reconstruir un país golpeado por la corrupción, la violencia y el odio”. Sin embargo, los sectores populares saben que no se puede esperar que sea un gobierno que nos de seguridad, paz, trabajo, educación, salud y soberanía al Ecuador.

Sin duda alguna, las organizaciones sociales y los sectores populares y de izquierda estarán alertas a la defensa de sus reivindicaciones, principalmente, para enfrentar la prepotencia y las intenciones del gobierno neoliberal que, continuará con las intenciones de privatización del Seguro Social y otros sectores estratégicos. Por ello, hay que preguntarse cómo se desplegará esta tendencia de unidad política que puede desplegar procesos de movilización y resistencia con miras a las elecciones de 2025.

El sacerdote francés Pedro Pierre lamenta que, “el pueblo ecuatoriano esté condenado a vivir en medio de la pobreza porque no es capaz de enfrentar y revertir los abusos del poder hegemónico”. Añade que, personalmente mira a Jesús de Nazaret que nació en un país colonizado por el imperio romano, en manos de los terratenientes, organizado por una élite que acumulaba el poder político, económico y religioso en complicidad con los romanos; mientras el pueblo esclavo y miserable era mucho más desprotegido que lo que somos nosotros hoy. ¿Qué enseñanza nos da Jesús, cuyo testimonio perdura desde hace más de 2 mil años? Jesús nos enseñó que los pobres desorganizados e inconscientes y los que no optamos por sus causas, seremos castigados por el sistema vigente.

En conclusión, a despertar y unirnos… porque solo el pueblo salva al pueblo.