Numa P. Maldonado A.
Xavier Mauricio Torres Maldonado, electo contralor general del país por méritos propios (mejor puntuado. 91/100, en el Concurso de Merecimientos convocado por un Cpccs depurado a última hora), dirigirá esta importante y apetecida institución de Control, ingresando por la puerta grande, con el beneplácito ciudadano pero también con grandes expectativas porque, alguien, al fin, al frente de un equipo técnico y profesional honrado, comprometido con el país, contribuya a recobrar la gobernabilidad y a disminuir los altos índices de impunidad y corrupción… Reemplaza a Carlos Pólit Faggioni, electo contralor en el 2007, cuando la Presidencia de Rafael Correa, y fue mantenido como tal mediante la Constituyente de 2008 y dos concursos de “méritos y oposición”, hasta el 2017, año en que huyó del país a EUA, acusado de graves irregularidades. El subcontralor, Pablo Celi de la Torre, también condenado por actos dolosos, lo subrogó desde 2017 a 2021 y al día de hoy, hasta que Mauricio Torres sea posesionado por la Asamblea Nacional como contralor titular, después de seis años de sucesivos encargos de corta duración, dirige la institución el subcontralor Carlos Riofrío González.
De otro lado, la Contraloría General del Estado (artículos 211 y 212) tiene “atribuciones para controlar ingresos, gastos, inversión, utilización de recursos, administración y custodia de bienes públicos. Realizará auditorías de gestión a las entidades y organismos del sector público y sus servidores, y se pronunciará sobre la legalidad, transparencia y eficiencia de los resultados institucionales. (…). Tendrá potestad exclusiva para determinar responsabilidades administrativas y civiles culposas e indicios de responsabilidad penal (…). Los funcionarios que, en ejercicio indebido de las facultades de control, causen daños y perjuicios al interés público o a terceros, serán civil y penalmente responsables”.
Lo dicho permite inferir que, desde hace 14 años, la Contraloría General del Estado, dirigida por un liderazgo corrupto, sostenido y amparado por los correspondientes gobiernos de turno, permitió el enquistamiento interno de mafias aliadas a la gran delincuencia nacional e internacional, con perjuicios millonarios para el país. De modo que eliminar a esas experimentadas y poderosas mafias del interior de la Contraloría no es solamente difícil sino peligroso. Precisamente por eso y por la crisis moral y de inseguridad que vivimos, la Contraloría y otras instituciones similares necesitan todo el apoyo y protección del gobierno y el Estado, y todo el respaldo ciudadano.
La Contraloría se creó en 1927, por recomendación de la Misión Kemmerer. El primer contralor fue James H. Edwards (1927-29), nombrado por el presidente Ayora. Y entre los cerca de 40 contralores elegidos, nombrados o remplazantes, destacan el Dr. Ángel Felicisimo Rojas (1944 – 46), el Crnel. Rafael Armijos Valdivieso (1962-63 y 1967-68) y Germán Carrión Arciniegas (1990-91), todos ellos prestigiosos y honorables coterráneos, que nos honran. De modo que Mauricio Torres vendría a ser el cuarto Contralor lojano, y por eso mismo y sus antecedentes de honorabilidad, rectitud y buena formación, le espera un duro y difícil trabajo: “auditorías de ‘alto perfil’, como al Metro y CNE, y otros exámenes pendientes que solo en 2022 ascienden a USD 841 millones en glosas…” (Primicias). ¡Buena salud, gran aplomo y liderazgo, y muchos y buenos logros, estimado Mauricio!