Una persona buena

Juan Luna Rengel


La vida del ser humano deviene entre preguntas ¿quiénes somos y para qué estamos aquí? ¿cómo, porqué y para qué nos relacionamos con las personas, la naturaleza y Dios? ¿qué sentido tiene la vida? ¿qué nos hace diferentes de otros semejantes? ¿quién es una persona buena y qué lo caracteriza? Preguntas van, preguntas vienen, lo cierto, todas merecen una respuesta personal, clara y honesta.

Por naturaleza, somos seres de relaciones y desde nuestra individualidad, autenticidad e identidad damos sentido a la vida y buscamos ser una persona buena, humana, integra e integral en el conjunto de conductas, cogniciones, actitudes y motivaciones que desarrollamos en el contexto cultural, social y religioso al que pertenecemos, cuyo espíritu humanista, si es real, incide en el modo de ser, sentir, pensar y actuar para aportar en la construcción de una nueva humanidad.

Carlos Ayala Ramírez, Profesor-facilitador del Boston College y Profesor del Instituto Hispano de la Escuela Jesuita de Teología (Santa Clara University), describe en 10 palabras que empiezan con la C, a una persona buena humana, íntegra e integral. En esta primera parte hablaremos de las 5 primeras.

  1. Compasiva: Sentir como propio el gozo y el dolor de los demás, capacidad de acompañar in situ; “al otro”, especialmente el otro que sufre y que es mi hermano y mi hermana.
  2. Consciente: Tomar consciencia de los desafíos que presenta la realidad, ver el mundo como es. Quitarnos las vendas: de la ideológica del conservadurismo o conformismo, venda religiosa que separa la fe de la vida, venda individualista que no mira más allá de los propios intereses.
  3. Comprometida: Encarnarse en el contexto social y ambiental que permita “sentir” la injusticia y la violencia para pasar de condiciones menos humanas a condiciones más humanas con inteligencia (para mirar más allá de las apariencias); compasión (que lo lleva a poner el corazón en los que sufren y manos (para la acción que asume el desafío del cambio).
  4. Competente: La excelencia como la búsqueda del mayor servicio y la oferta de lo mejor de la propia persona”. “No ser los mejores del mundo, sino los mejores para el mundo”. Conocimientos, habilidades, criterios, valores y actitudes para vivir con dignidad y en fraternidad.
  5. Contemplativa: Contemplativos en la acción y escrutar el impacto que nuestro quehacer tiene en la transformación de la sociedad a corto, mediano y largo plazo. Pasa por saber evaluar y volver la mirada a la vida, a lo que venimos haciendo, para volver a situarnos en el fin al que estamos dedicando la vida, si perdemos el horizonte, la visión se empobrece y pierde fuerza y significado.

Ser una persona buena es el resultado de un proceso de búsqueda y construcción individual, insertada en un mundo de relaciones, las mismas que nos ayudan a renovarnos, mejorarnos y transformarnos. La historia de la humanidad está marcada por la presencia de hombres y mujeres, líderes y lideresas que han demostrado con vehemencia que se puede ser buenos y mientras más buenos somos, más humanos nos volvemos.