Antonio C. Maldonado V.
Han transcurrido seis meses del tedioso y perpetuo estado de excepción que si bien en cumplimiento del mandato legal debía terminar, en la práctica continúa porque las medidas restrictivas siguen vigentes, desde luego con algunos cambios para enfrentar el padecimiento económico que agobia a la mayoría de hogares cuyos jefes perdieron sus trabajos, en parte por la pandemia y una gran cantidad porque el Gobierno cumpliendo el mandato del FMI, suprime o disminuye las plazas de trabajo que tenían en las empresas u oficinas estatales pero que tampoco las ocupa la empresa privada, que es el objetivo tendiente a disminuir el tamaño del Estado y se fortalezca el sector privado rumbo a la ofrecida reactivación económica que no se la ve por ningún lado, la que podría iniciarse repatriando los magnates nacionales por lo menos una parte de las millonarias inversiones en las empresas o depósitos en los paraísos fiscales del exterior, lo que no vemos hasta el momento al igual que el anuncio de los multimillonarios y agresivos préstamos de los organismos de crédito del exterior que al ritmo que vamos nos están hipotecando por toda la vida que también dicen son para ese objetivo; tampoco se recauda el dinero de la corrupción y del inhumano, cruel y millonario saqueo del IESS, que recrudeció con motivo de la pandemia por todo el país manteniendo sin atención a jubilados y afiliados que actualmente claman por un préstamo quirografario sin atención oportuna; tampoco se conoce el destino del dinero producto de la extracción de minerales metálicos que siguen en explotación y servirían para mejorar nuestra escuálida economía y finanzas públicas; por último el nuevo escándalo del atraco millonario al Seguro Social de la Policía Nacional.
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