Galo Guerrero-Jiménez
La lectura de las letras y la lectura de la vida misma en sus más amplias dimensiones no puede ser leída, ni comprendida, ni valorada axiológica ni hermenéuticamente si no se parte de un enfoque afectivo, interactivo y contextual, de manera que nuestra estructura cognitiva se sienta acompañada por el ritmo del corazón y en el escenario de la realidad social (Beltrán, 2004), que es en donde el ser humano, alfabetizado o no, aprende a relacionarse con la esencia misma de la vida comunitaria y con la amplitud o estrechez de su concepción personal, a sabiendas de que toda realidad antropológica debidamente asumida nos lleva a una concepción fenomenológica que enriquece y nutre la temática del lenguaje sígnico y simbólico al ciudadano que se deja envolver por ella hasta convertirse en un ser locuente, es decir, creador de ámbitos y experiencias de locuencia interactiva que culminan en relaciones de encuentro contextual, dada la voluntad de la mente humana para, desde una adecuada posición afectiva “desentrañar el sentido de la vida, el enigma de la existencia humana, lo que la hace noble y digna de ser vivida. [Pues,] descubrir la grandeza de la vida humana cuando en ella alienta un impulso creativo” (López Quintás, 2014) gracias a que el texto leído se convierte en un medio para que la existencia, desde nuestra cognición mental, adquiera otro ritmo de vida, es decir, una mente dispuesta para “convertirla en un hogar espiritual mediante la creación de vínculos valiosos” (López Quintás) como el de la grandeza afectiva e interactiva que une al ser humano desde el lujo del lenguaje armónico, analítico y hermenéuticamente asumido para la vivencia de la creación estético-axiológica más efectiva de las relaciones humanas.
Seguir leyendo «El enfoque afectivo, interactivo y contextual de la lectura»