El presente versus el futuro

Diego Lara León

En 1942 en una accidentada sesión de un cabildo de una ciudad de un país de nuestra América se discutía la conveniencia o no de construir calles amplias para soportar la cantidad de carros que en el futuro tendría esa ciudad. Un iluminado edil indicaba que en 10 años solo se había incrementado 15 carros en el parque automotor, que sería un desperdicio de recursos construir calles amplias. Hoy esa ciudad tiene ciento cuarenta y cinco mil vehículos; y, la buena noticia es que no le hicieron caso a ese ciudadano.

Otra ciudad sufrió hace 60 años una encarnizada batalla entre quienes estaban a favor de construir un terminal para la salida y llegada de pasajeros que se movilizaban vía terrestre, y quienes decían que era ilógico puesto que cada empresa tenía ya su propio terminal y era más cómodo tener ese servicio cerca. Hoy no se discute la importancia de contar con terminales terrestres integrados y alejados del centro de la ciudad.

Ciertos accionistas de los bancos hace 40 años discrepaban en invertir en la instalación de cajeros automáticos, aducían que iba a generar despidos masivos de funcionarios bancarios, que iba a ser muy complicado de usar para los clientes, que nadie iría los cajeros, que la gente siempre preferirá ir al banco. Hoy no se concibe una entidad financiera que no tenga ese servicio.

Cuando salieron los teléfonos celulares, mucha gente decía “yo nunca tendré uno”, “con el teléfono de casa es suficiente”. Hoy, más del 80% de la población tiene un teléfono celular; y, ¿el teléfono de casa aún lo usan?
Hace 15 años al hablar de emprendimiento, muchas personas decían que “es una moda”, que “es un término que se usa para describir a alguien que no puede conseguir un trabajo estable”, que “eso no tiene futuro”. Hoy pocas personas dudan que el emprendimiento es el motor del desarrollo.

Hace pocos años se hicieron hasta plantones, manifestaciones y ataques a las ciclovías que se empezaron a construir en nuestras ciudades. Hasta hace poco aún se discutía sobre la pertinencia o no de tener infraestructura para facilitar el uso de sistemas alternativos de movilización. Lo bueno es que hoy y en tiempos de pandemia, ya pocas personas dudan de la importancia de las ciclovías, quizá la discusión esté en la planificación, mas no en la necesidad.
¿Cuantas cosas más se estarán discutiendo sin tener una visión de futuro y un sentido de evolución de la sociedad?
La próxima vez que nos llegue la intención de oponernos a algo, recordemos estos casos e imaginémonos un futuro diferente al hoy. Si queremos un futuro exactamente igual a lo que tenemos ahora, entonces seguro será un mal futuro, recordemos que “lo único constante es el cambio”.

Escuchamos aquella frase que dice “los tiempos pasados fueron mejores que los presentes”, yo estoy convencido que los tiempos pasados fueron diferentes, que sean mejores o no es responsabilidad de quienes construyeron y quienes vivimos aquel futuro que hoy es el presente. Trabajemos juntos para que el futuro que estamos construyendo sea tan bueno que nuestros hijos digan en unos años “el hoy es mejor que el pasado”.