Los retos de las democracias en América Latina

Luis Pineda S.

El próximo proceso electoral que vamos a vivir los ecuatorianos, tenemos que reflexionarlo no solamente como un reto para el Ecuador, sino para América Latina. Es una realidad que no podemos obviarla, caso contrario seguiremos cometiendo los mismos errores de hace unos años.

Hay una tendencia esperanzadora en nuestra Abya Yala, que se refleja en las realidades de los últimos procesos electorales en Argentina, Bolivia y Chile. Pero, aún hay un largo camino para recuperar la democracia para todos los pueblos. Es urgente la unidad de quienes soñamos que es posible construir una sociedad de hermanos que seamos capaces de respetar y de convivir con personas que vamos por distintos senderos.
Con la esperanza de profundizar las ideas anteriores, les ofrecemos un fragmento del artículo “Los nuevos retos de la democracia” de José Félix Tezanos:

“Nuestras democracias afrontan tres nuevos retos: las crecientes desigualdades sociales, la precarización laboral y la transformación tecnológica del trabajo. Son desafíos que demandan una reorganización de la democracia sobre la base de la reformulación de las cuestiones públicas, la definición de un nuevo marco social y el establecimiento de nuevos valores más acordes con la dimensión humana del progreso.

El funcionamiento actual de la democracia, y sus perspectivas de desarrollo futuro, se encuentran condicionadas por la acentuación de las desigualdades y por las tendencias de dualización que se detectan en los perfiles de la estratificación de las sociedades de nuestro tiempo, así como por la precarización laboral y las transformaciones en el trabajo que están teniendo lugar en los nuevos sistemas tecnológicos de producción.
El futuro de nuestras sociedades va a depender de la manera en que se engarcen estas tres dimensiones de la experiencia humana de vida en común. Si las desigualdades aumentan, si el trabajo se precariza y, al mismo tiempo, las oportunidades de empleo se deterioran, la democracia acabará viéndose afectada.

Y, de manera paralela, si la democracia se debilita y no es capaz de encontrar soluciones para problemas vitales que conciernen a tantas personas, se agudizarán aún más las tendencias de dualización social y la crisis del trabajo. Se trata, pues, de tres cuestiones directamente interconectadas.

Lo que está ocurriendo en nuestras sociedades revela que se están produciendo fallos en los procedimientos establecidos de representación política y que existen demandas importantes para el futuro de la convivencia que no están siendo bien solucionadas.
Por ello hay que perfeccionar los sistemas democráticos, no sólo porque tal perfeccionamiento forma parte de la lógica del progreso en la evolución histórica y el avance de la civilización humana, sino también porque es necesario corregir disfunciones y desajustes de representación.

La democracia no debe entenderse solamente como un sistema de articulación de la representación política o de equilibrios institucionales, sino que tiene que ser contemplada también como un sistema orientado a encontrar las mejores soluciones a los problemas sociales planteados en la convivencia. Por ello se ha asistido a un desarrollo histórico de la noción de ciudadanía social y a una evolución de los modelos democráticos.”