En los primeros días del presente mes nos sorprendió la infausta noticia del fallecimiento de nuestro amigo y compañero, el distinguido galeno Humberto Castillo Franco, conocido también por sus colegas de colegio, universidad y profesión, como el querido Wisho Castillo: gran médico general, experto cirujano, dueño de la conocida Clínica Santa María.
Con Humberto nos conocimos hace varias décadas, cuando juntos cursábamos el primer año del Colegio Bernardo Valdivieso, ubicado en el viejo edificio del centro de la ciudad. Juntos nos graduamos de bachiller y, luego de la corta separación para continuar los estudios universitarios (él en Quito, para graduarse de médico, yo en otros lares), nos reencontramos en nuestra querida Loja, y juntos otra vez, y al lado de muchos otros compañeros bernardinos, decidimos radicarnos en la ciudad para aquí trabajar, formar nuestro hogar y servir a la sociedad.
Justamente, Humberto aprovechó los alcances de la medicina para, desde ese importante ángulo ocupacional, servir honorablemente a los demás, con generosidad, dedicación y solvencia profesional. Incluso ocupando cargos directivos importantes como los de Jefe Provincial de Salud y Director del Hospital Regional “Isidro Ayora”; o dignidades honoríficas, como la de miembro del Consejo Directivo de Solca y la presidencia del Colegio de Médicos de Loja. Y hasta ocupando eventualmente la cátedra universitaria. En todos esos cargos demostró sus grandes ejecutorias, mirando siempre a la salud no sólo como una profesión remunerativa sino como la ocasión para servir a los demás, en la dura batalla contra el dolor y el sufrimiento causados por enfermedades. Y llevando siempre esa noble misión trabajó en su Clínica hasta el último día de su vida.
En las frecuentes tertulias que hasta hace poco realizábamos un pequeño grupo de exbernardinos (Alvaro Tapia, René Punín, Jaime Larriva, Félix Paladines, Eduardo Beltrán, Daniel Espinosa, Carlos Torres, Humberto Castillo…) para fortalecer la vieja amistad recordando con nostalgia y humor los tiempos idos, siempre sacamos a relucir varios eventos de diferente contenido. Pero creo que los que más destacaron en la amena charla de esas agradables reuniones, fueron entre otros la Huelga del Colegio en el año…, y las celebraciones de los 30 años y las Bodas de Oro de la graduación de bachilleres en el querido Bernardo Valdivieso. Especialmente el sonado Festejo de los 30, que tuvo lugar en mayo de 1987, organizado bajo el liderazgo de Daniel Espinosa. Este singular acontecimiento, recuerdo, fue el que más llamó la atención de la ciudadanía de ese entonces y de los colegas, porque fue el primero en su género y contó con un nutrido programa de festejos: desfile por las calles de Loja, muy aplaudido; Sesión Solemne, Baile de Gala, Programa musical animado por René Punín y hasta un paseo campestre a Catamayo y el lanzamiento de un libro anecdotario de nuestros años juveniles. En todos estos actos, Humberto fue siempre un imprescindible y entusiasta animador…
Si, querido Wisho, tu paso por la vida dejó honda huella, ocupaste con dignidad el espacio vital. Somos muy afortunados por haberte conocido y ser tu compañero y amigo. Descansa en Paz.