Aprender a discrepar

Benjamín Pinza Suárez

“Si se comparten horizontes y valores comunes, las discrepancias serán para buscar mejores caminos, sin dogmatismos y sin hacer al país víctima de fundamentalismos negativos a su desarrollo y a la apreciación objetiva de la realidad” Álvaro Arzú.

Vivimos en un país pequeño, con grandes recursos humanos y naturales como para convertirnos en una gran potencia; sin embargo, no nos podemos entender, vivimos desunidos y con poca capacidad de buscar, juntos, acuerdos y salidas. El problema no está en no pensar igual, el asunto está en saber discrepar. Discrepar es un desacuerdo parcial o total respecto a otros criterios individuales o colectivos. Discrepar no es un mecanismo para desacreditar a la otra persona, sino la manera de proveernos de elementos de juicio y argumentos sólidos para poder entablar una conversación, una discusión o un debate con altura, evitando el desenfreno emocional e irracional. Nos hace falta alfabetizarnos en el arte de discrepar y disentir.

Utilizar el contraargumento es una forma de contradecir con razonamientos y evidencias para no caer en el invento y en el insulto. El insulto es la bajeza mayor de un desacuerdo, propio de personas con formación precaria que solo apelan a primitivismos para atacar a su contertulio, sin escuchar su mensaje porque solo buscan deshonrar. El contraargumento potencia la riqueza argumental basada en pruebas. Se puede discrepar sin caer en la grosería, siempre y cuando se controle el temperamento, las iras, la amargura, la venganza que de por sí provocan conflictos. Una de las cosas más importantes en la vida es saber discrepar y disentir con altura, con mente ágil, serena e ingeniosa.

Los medios de comunicación, las redes sociales y el internet que deben ser las mejores plataformas de información y aprendizaje, se han convertido en espacios de denigración grotesca y ruin que genera agresiones y enemistades y, todo, porque no sabemos discrepar. Realmente ¿sabemos discrepar? ¿Sabemos argumentar? ¿Sabemos pensar antes de hablar? Para entablar una conversación, una discusión o un debate, primero, se debe estar liberado de odios, prejuicios y bien relajado para poder escuchar y rebatir con argumentos convincentes y con serenidad. Hacerlo con tino, mesura y respeto es lo correcto. Una persona que utiliza la contradicción para rebatir una opinión, tiende a expresarse con mucho raciocinio para darle contenido, riqueza y calidad a la discrepancia. Por ello no es bueno exponerse a una discusión o debate cuando se está irritado, cuando se carece de argumentos, de manejo lógico y expositivo y cuando no se tiene experiencia.

Es importante actuar con una conducta asertiva, para defender tus creencias y convicciones respetando los puntos de vista ajenos y poder transmitir y recibir mensajes, sentimientos, creencias, opiniones propias y ajenas de una manera prudente, honesta y respetuosa capaz de lograr acuerdos y resultados provechosos sin lastimar a los demás, lo cual es signo de personalidad, confianza en sí mismo, vitalidad pujante y empatía segura.