El domingo 11 de abril, los ecuatorianos elegiremos al presidente que gobernará los próximos cuatro años. Es una responsabilidad todo proceso electoral porque elegimos personas que representan una corriente socioeconómica y política que va influir en la vida de la mayoría de las personas que vivimos en el Ecuador
El título del presente artículo es el título de un artículo de Leonardo Boff que nos puede ayudar a reflexionar sobre la responsabilidad de la participación política de los ciudadanos en general y de los cristianos en particular.
“La fe no es un acto al lado de otros actos. Es una actitud que engloba todos los actos, a toda la persona, el sentimiento, la inteligencia, la voluntad y las opciones de vida. En este sentido, la fe engloba también la política con P mayúscula (política social) y con p minúscula (política partidaria).
La fe no es sólo una experiencia personal de encuentro con Dios y con Cristo en el Espíritu. Se traduce concretamente en la vida. Es como una bicicleta, tiene dos ruedas a través de las cuales se vuelve concreta: la rueda de la religión y la rueda de la política.
La rueda de la religión se realiza mediante la meditación, la oración, las celebraciones, la lectura de la Biblia, incluso la popular, las peregrinaciones, los sacramentos… en una palabra, por el culto.
La fe tiene una segunda rueda, la rueda de la política, es su lado práctico. La fe se expresa mediante la práctica de la justicia, la solidaridad, la denuncia de la opresión, la protesta y la práctica de la solidaridad sin fronteras, el amor social y la fraternidad universal, como subraya el Papa en Fratelli tutti (nº 6).
Política social (P): es todo lo que concierne al bien común de la sociedad, es la participación de las personas en la vida social. Por ejemplo, la organización de la salud, la red escolar, el transporte, la apertura y el mantenimiento de las calles, el agua y el alcantarillado, etc.
Política partidaria (p): es la lucha por el poder del estado, para conquistar el gobierno. Los partidos políticos existen para alcanzar el poder del Estado.
En cuanto a la política de partidos, es importante que la persona de fe considere los siguientes puntos: ¿Cuál es el programa del partido?, ¿Cómo entra el pueblo en este programa?, ¿Quiénes son los candidatos que representan el programa?
Estos sencillos criterios bastan para comprender el perfil del partido y de los candidatos, de derecha (si quieren mantener inalterada la relación de fuerzas que favorece a los que están en el poder); de izquierda (si pretenden cambios sustanciales para superar las estructuras perversas que marginan a las grandes mayorías), o de centro (los partidos que equilibran la izquierda y la derecha, buscando siempre ventajas para ellos mismos y para los grupos que representan).
Los cristianos pueden y deben participar en la política a todos los niveles, con P mayúscula y con p minúscula. Su acción se inspira en el sueño de Jesús, que implica un impulso de transformación de las relaciones sociales y ecológicas, presentado con valentía en la encíclica Fratelli tutti. Sin embargo, no debemos olvidar nunca que somos herederos de la memoria peligrosa y libertaria de Jesús.”