Reportaje: La intervención de Martha Bucaram en la cantonización de Catamayo

Vista panorámica de Catamayo en 1981.

César Correa

Cuando Flavio Luzuriaga y otros líderes de La Toma emprendieron en el propósito de elevar esa parroquia rural de Loja a la calidad de cantón, Martha Bucaram se encontraba en plena campaña política porque tenía aspiraciones presidenciales. Recordemos que estaba vigente la Constitución de 1979, que prohibía absolutamente la reelección de las autoridades designadas mediante votación popular, de manera que la gran popularidad del presidente Jaime Roldós no le servía para pensar en su reelección, pero se veía que sería fácil volcar esas simpatías en favor de la esposa del primer mandatario.

Martha recorría intensamente el territorio nacional, promoviendo su partido en formación Pueblo, Cambio y Democracia (PCD), aunque faltaban 3 años para los comicios. Había heredado la Presidencia del Instituto Nacional de la Niñez y la Familia (INNFA), una fundación privada creada dos décadas atrás para que la primera dama dirigiera una acción asistencial. Martha creaba dependencias del INNFA hasta en las parroquias, con lo que establecía vínculos estrechos con las más destacadas damas de cada lugar.

Flavio Luzuriaga y demás miembros del Comité Pro Cantonización muy lúcidamente aprovecharon la coyuntura y acudieron donde Martha para encargarle la tarea, que requería la aprobación del presidente. Para ella eso significaba ganarse varios miles de votos y de inmediato aceptó el encargo.

A principios de 1981 ella organizó una reunión en Quito, con Flavio Luzuriaga, a la que invitó al presidente y a José Bolívar Castillo, director Ejecutivo de Predesur, con quien consultaban todo lo que el gobierno deseaba o debía hacer en la provincia de Loja. Martha tenía todo preparado y utilizó su habilidad para comprometer la voluntad de sus invitados. José Bolívar Castillo se hizo eco del clamor de los habitantes de El Cisne, que categóricamente se habían pronunciado en el sentido de que querían seguir perteneciendo al cantón Loja y no aceptarían formar parte del nuevo cantón. Sin ninguna otra objeción de los presentes, Jaime Roldós dio luz verde para que se realice el trámite legal. Se acordó que el nombre de La Toma se cambiaría por el de Catamayo, que sería la cabecera del nuevo cantón, que tendría las parroquias rurales El Tambo, San Pedro de la Bendita, Zambi y El Prado o Guayquichuma.

Hace 40 años se inauguró el cantón Catamayo

Estamos celebrando el cuadragésimo aniversario de la inauguración del cantón Catamayo, que se realizó el 23 de mayo de 1981. Fue muy agradable concurrir con los equipos de Radio Nacional del Ecuador a transmitir los actos programados, especialmente el desfile escolar en el que participaron delegaciones de cada una de las escuelas del cantón. Mencionemos que en el relato de los acontecimientos dudábamos y hasta titubeábamos cuando teníamos que referirnos a la ciudad como “Catamayo” en lugar del acostumbrado “La Toma”.

Martha Bucaram no asistió porque se preparaba para ir al día siguiente a Zapotillo, acompañando al presidente, a un importante acto a realizarse en la línea de frontera, pero que jamás llegó a efectuarse porque el destino truncó sus vidas y el viaje en la cumbre del cerro Huairapungo, cerca de Celica y Guachanamá.

En representación del presidente asistió el ministro de Gobierno Carlos Feraud Blum. El balcón de la casa de la esquina occidental de la manzana en la que se halla la Iglesia principal sirvió de tribuna, (casa patrimonial que lamentablemente ya fue demolida, en detrimento del ornato). Allí se apostaron las autoridades provinciales y los líderes de Catamayo, entre ellos el sacerdote Eliseo Arias. El desfile se hizo por la calle Bolívar, de occidente a oriente, con los niños azotados por un sol abrasador, por lo que llegaban agotados al pasar frente a la tribuna. Acompañamos a este reportaje fotografías inéditas de algunos momentos del desfile.

La cantonización transformó Catamayo

En 1981 la ciudad de Catamayo tenía problemas graves de toda naturaleza. Angustiosas carencias de agua potable, alcantarillados, aceras, mercados, áreas verdes y comunales, electrificación, comunicaciones, vivienda, establecimientos educacionales, servicios de salud, calles sin adoquinar o asfaltar. Sus parroquias rurales soportaban un abandono absoluto. El Municipio de Loja no se había hecho presente con nada, porque no tenía fondos ni para atender las grandes y crecientes demandas de servicios públicos de la misma capital provincial. Con la llegada de Roldós a la Presidencia se produjo un cambio de los equipos administrativos, lo que se tradujo en actos destinados a promover el desarrollo de los sectores marginados, como la creación del Municipio de Catamayo, institución que por ley comenzó a recibir asignaciones fiscales, de suerte que por fin, aunque sea en cantidades restringidas, se inició la llegada de los petrodólares y una importante modernización, lo que será objeto de más reportajes.

Señalemos finalmente que hoy Catamayo padece una muy deficiente comunicación con la ciudad de Loja, porque la carretera de dos carriles es insuficiente, provoca un permanente congestionamiento durante el día, que obliga a recorrerla a baja velocidad, prolongando el tiempo del viaje, lo que debería estar muy cerca de solucionarse porque ya tendría que estar por terminarse la construcción de los túneles en el Villonaco, de haberse cumplido el contrato del presidente Rafael Correa con el Municipio de Loja. Crónica publicará en los días siguientes los términos de dicho contrato, que se halla vigente, para que se exija su ejecución. (I)