Quiero que sepas madre
¡Madre! quiero que sepas que no ha pasado un día sin que tu dulce recuerdo invada mis sentidos, que no hay momento en el que no estés presente en el diario vivir de esta casa, que no hemos echado al olvido ninguna de tus frases tan llenas de sabiduría y ese humor blanco tan tuyo en el que se fusionaban dos cosas a la vez, risa y contundencia a la hora de corregirnos pues lo hacías con una tonalidad hilarante y rígida que solo tú sabías juntar. También quiero decirte que a veces me atrapa la melancolía y me siento perdido en el laberinto de la vida y es ahí cuando tu apareces para levantarme e impulsarme con tu ejemplo perpetuo a seguir luchando sin treguas ni miedo a fracasar tal como tú me enseñaste si hasta parece que me dijeras “anda mijo endúrate demuéstrame que aprendiste”, entonces retomo fuerzas y vuelvo a caminar a pesar de lo árido y tormentoso del sendero.
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