El niño tiene que ser modelado desde su nacimiento

El día del niño es una celebración que tiene más de sesenta y seis años. En 1954, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), recomendó que se instituyera en todos los países el Día Universal del Niño, una fecha exclusivamente consagrada a reafirmar los derechos de los niños y a destinar diversas actividades para lograr el bienestar de los infantes del mundo. Es una fecha que nos hace recordar que un niño no es solamente un ser frágil que necesita que se le proteja, sino también una persona que tiene el derecho a ser educado, cuidado y protegido dondequiera que haya nacido. Es más, un niño es una persona que tiene el derecho a divertirse, a aprender y a expresarse. Todos los niños tienen el derecho a ir a la escuela, a recibir cuidados médicos y a alimentarse para garantizar su desarrollo en todos los aspectos.

Efectivamente en nuestro país, el 1 de junio las miradas se vuelven hacia los niños, que de acuerdo a las proyecciones poblacionales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos INEC, en Ecuador existen 4’333.264 niños y niñas entre 0 y 12 años, y se los recuerda con la realización de actos especiales, publicitando los derechos del niño, agasajos, discursos, y ofrecimientos en el ámbito oficial. Entonces, se habla con elocuencia, -en el caso de la niñez- sobre este “capital humano potenciado hacia el futuro”, “actores y conductores directos de las sociedades venideras”. Se citan datos y se deplora la insuficiencia en la cobertura de sus necesidades a pesar de los esfuerzos desplegados, se “rasgan vestiduras” y se formulan, claro está, propósitos de enmienda y nuevos ofrecimientos.

Consideramos que se hace necesario pensar en una nueva forma de conceptualizar y evaluar el desarrollo humano. Para lograr esta acción, es obligatorio recordar el paradigma del desarrollo humano propuesto por el economista pakistaní Mahbub ul Haq, cuando manifiesta: “se puede decir que el paradigma del desarrollo humano es el más holístico modelo de desarrollo que existe en la actualidad. Abarca todos los temas de desarrollo, incluyendo el crecimiento económico, la inversión social, el empoderamiento de la gente, la atención de las necesidades básicas, de la provisión de redes de protección, las libertades políticas y culturales y todos los demás aspectos de las gentes. Esta propuesta, no es ni estrechamente tecnocrática ni excesivamente filosófica. Es una reflexión práctica de la vida misma”.

La nueva etapa histórica exige cambios de actitudes y una clara visión del mayor número posible de hombres y mujeres, donde se constituya en una perspectiva serena, exacta, vigorosa de lo que se debe hacer para acelerar la marcha, para avanzar hacia una mayor justicia y libertad, hacia un bienestar integral más universalizado, que solo puede provenir de la educación, de la enseñanza y que el crecimiento de los niños se vea garantizada

Sin moral ni preparación ni espíritu de sacrificio, los adultos olvidan que el niño es plasticidad intuitiva, dispuesta a captar toda sugerencia hábilmente presentada. El niño calla pero intuye. El niño tiene que ser gradualmente modelado desde su nacimiento. El descuido al respecto puede ser la pérdida de un hombre. Entonces cada niño es una originalidad irreemplazable, perderlo es causar a la humanidad terrible mal. Recordemos siempre que en un niño o niña hay un gran ser humano, un sabio, un inventor o un verdadero conductor de la humanidad.

Ante esta realidad, aceptemos nuestra responsabilidad frente al niño, de cualquier condición social, raza, credo, especialmente de los niños sin infancia. Los niños, también ellos, en su momento, hoy solo son promesas del mañana, serán quizá líderes. Hay en ellos la transformación de la carne de su carne. El cuerpo de una Madre ha servido para imprimir sus cuerpos. Ellos a su vez llegarán a imprimir descendencia, uno a uno, en sus caminos. Son cada uno, lava adormecida, semilla de estrella, célula palpitante germinada en milagro: tradición, concepto, mito y tesoro acumulados en cada generación. Son el mañana… Por favor, Señor Presidente y todos los adultos de nuestro Pais, preocupémonos de ellos, de los niños, y ¡defendámoslos! para la grandeza de nuestra Patria. Así sea.