Estudio revela que situación de migrantes en albergues en Ecuador se agravó a raíz de la pandemia

Más de medio millón de personas de origen venezolano han hecho de Ecuador su nueva residencia, de las cuales se estima que la mitad tienen una alta necesidad de acceder a servicios de alojamiento . CARE Ecuador presentó un estudio sobre la situación que viven los migrantes que requieren acceso a albergues y refugios temporales en Huaquillas, Machala, Manta, Portoviejo, Tulcán, Ibarra, Lago Agrio y Quito.

El estudio evidenció que los albergues presentan insuficientes capacidades en infraestructura, recursos materiales y humanos, debilidad institucional para favorecer redes, articulaciones y sinergias que posibiliten la realización de derechos y garantías para esta población.

“La situación que enfrentan es muy difícil y mucho más para los grupos vulnerables. Es urgente una mayor presencia y apoyo del Estado, así como directrices basadas en la acción afirmativa hacia las personas migrantes o en situación de refugio de cara a su inserción económica y social”, expresa Alexandra Moncada, directora ejecutiva de CARE Ecuador.

Los plazos de estancia en los centros de acogida fluctúan entre los 3 días y 6 meses en función del tipo de servicios y la población beneficiaria que reside en estos espacios. No obstante, a raíz de la crisis sanitaria, todas las instituciones han flexibilizado estos plazos, pero debido a la reducción de aforos en las instalaciones como protocolo de bioseguridad, las brechas entre la oferta de servicios en los albergues y las demandas de las personas en situación de movilidad humana son más grandes.

A su llegada al albergue, el 90,9% de los encuestados manifestó que el alojamiento le ha dotado de materiales de bioseguridad (mascarillas, gel antibacterial y alcohol). El 95% reportó haber recibido enseres básicos como edredones, cobijas, sábanas y almohadas. Asimismo, se observó que en todos los albergues se dota de kits de aseo e higiene personal como jabón, pasta dental, cepillo de dientes, champú, toallas sanitarias y papel sanitario. Sin embargo, la frecuencia de asignación de estos recursos varía entre semanal, quincenal y mensual siempre que exista la disponibilidad de los recursos, usualmente provistos por organismos internacionales y las ONG.

Las personas que arriban a los espacios de refugio presentan un deterioro importante en su salud física y emocional. Ninguno de los albergues que formaron parte del análisis cuenta con servicios internos de salud a pesar de que en el 100% de los casos se reconoce la necesidad de un servicio que cubra necesidades de atención a emergencias.

“Nuestra recomendación es que las organizaciones internacionales puedan brindar apoyo diferenciado para garantizar el acceso a apoyo psicológico y psicosocial para la reestructuración de planes de vida y las demandas de especial protección de niños, niñas y adolescentes, además de las personas sobrevivientes de violencia basada en género”, agrega Moncada.
Esto debido a que el 100% del personal administrativo encuestado refiere que han existido manifestaciones de violencia dentro del albergue, los cuales en su mayoría han consistido en violencia verbal y violencia física.

En cuanto a servicio de alimentación, no todos los centros de acogida lo ofrecen. De la muestra estudiada, solo el 88% de los albergues ofrecen algún servicio de alimentación. De los que ofrecen este servicio, solo el 50% prevé algún tipo de dieta especial para pacientes oncológicos, embarazadas, personas con diabetes y VIH.

El 95% de las personas accede al servicio de alimentación sin abonar ningún valor y 5% se desplaza hacia otras instituciones que brindan el servicio por un precio módico o adquieren sus alimentos a través de la gastronomía local. Este gasto en alimentación hace que solo el 82% pueda acceder a 3 platos diarios, mientras que el 18% restante consume solo entre uno a dos platos diarios.

Sobre las oportunidades de escolaridad, el 30% de los encuestados tienen a su cargo un niño, niña o adolescente, de los cuales solo el 47% tiene acceso a servicios escolares formales.

Finalmente, sobre los servicios de salud, las personas beneficiarias refirieron que, desde su llegada al país, un 45% había demandado asistencia en salud de los cuales, pero solo el 74% había recibido atención. En materia de salud sexual y reproductiva, el 79% manifestó haber recibido este servicio a través de la dotación de condones, acceso a la píldora del día después y capacitación e información sobre derechos.

La pandemia de COVID-19 generó que muchos refugios y albergues reduzcan su capacidad de atención para priorizar medidas de bioseguridad.
• Respuesta del Estado frente a los flujos migratorios de personas de Venezuela sigue sin ser la adecuada.
• Estudio se llevó a cabo en ocho ciudades del país entre marzo y abril de 2021.

Perfil de los encuestados:

• Los rangos generaciones más representativos son los de 19 a 35 años (53.8%) y de 36 a 64 años (30%), seguidos con una menor representación en menores de 18 años (14,6%) y en mayores de 65 años (1.64%).

• Sobre el estado civil, el 62.3% se identificó como soltero(a), el 30% reportan encontrarse bajo unión de hecho, mientras que las personas casadas y viudas representan el 5.4% y el 2.3%, respectivamente. La mayor cantidad de personas solteras son mujeres, mientras que en el grupo de los casados (as) los hombres tienen protagonismo.

• Sobre el género, el 50.7% es masculino, el 47.69% femenino y el 1.54% se autoreconocieron con otros géneros.

• En la actualidad, el 62% no realiza actividad laboral alguna, 23% piden dinero en las calles o alternan actividades de venta ambulante con la solicitud de ayudas a los transeúntes. Otro 15% realizan actividades laborales informales y eventuales (recicladores y trabajos por un día como albañiles, carpinteros, promotores comerciales de restaurantes y otros negocios locales, etc.).