La musa que perdí

Picasso decía que los niños nacen artistas, pero no permanecen así. Quizá los prejuicios, las críticas, la falta de confianza en uno, invalidan ese potencial y nos hace incapaces de crear arte. Si cantamos, nos parece desafinado o si escribimos, creemos que es sin gracia. Así, nos alejamos de ese espíritu creativo entregándonos a los brazos de trabajos más productivos menos inspirativos.

¿Cómo fue que perdí la musa con los años? Pues, en la escuelita primaria, andaba dibujando, creando, pintando con las pinturitas de palo y la mano más suelta. Luego, con los años de adolescencia, algo quedaba de inspiración, por eso, escribía poemas, crónicas, hacía ensayos.

Mas, el desánimo por el arte, ganó la batalla, al observar a los artistas, que anduvieron apasionados por su arte, pero desapasionados por las obligaciones de hombres grandes. Entre artistas y hombres inteligentes, he conocido a tantos, pero, aprecio mucho los inteligentes, los que saben leer, los que escuchan, y no solamente leen libros, también entre líneas y renglón de vida, en esto, lo reconozco a Jaime Humberto García González (buen amigo).

Pensando en hombres así y en mí mismo, ahora, reconozco que se me perdió la musa por gran tiempo, mas, nunca me resistí al arte: sea plástica, fotografía, poesía, serenata, entre otras; así mismo, pocas veces he rehusado la buena tertulia, que dentro de las artes, también debería estar incluida. Pero, volviendo a lo de las musas, tanto ayer como hoy, seguí en secreto, escribiendo poemas, relatos, creando metáforas, haciendo alegorías, y así crecí con la musa perdida.

En cambio, los artistas más constantes, andan con la inspiración bajo el pecho y creo que eso les ha hecho más formales. Ellos, intercambian larguísimos diálogos sobre cultura, cuentan sus talleres, redactan memorias, comparten verdaderos postulados, de cómo escribir, de cómo pintar en el corazón. Así, evocan conciertos elevadísimos, traen danzas en el aire, e incluso caricaturas con sonrisa exprés, y más.

Hay artistas multidisciplinarios, con quienes se puede hablar de todo, son intensos, pues, los inspira lo que puedan oler, tocar, sentir, son artistas que trabajan desde sentidos menores (olfato, tacto, gusto) para el arte. Conocí un músico francés, que pensaba que las mujeres no son compatibles con los jeans, por la contraposición a la sutileza, la belleza como la existencia trae falda de seda —decía—.

En un mundo en el cual todo es visual y sonoro, los artistas pugnan por expresar y así, dibujan, esculpen, escriben, hacen sonar instrumentos musicales, ilustran, conversan y andan por trapecios sosteniendo su musa y la cordura en un mundo incomprensivo. Yo, solo trato de cultivar amistad.