El empleo es una de las variables económicas más importantes que se consideran para procurar calidad de vida en las personas. Un empleo permite a una familia tener los ingresos necesarios para satisfacer sus necesidades elementales, brinda seguridad y estabilidad a corto, mediano y largo plazo. Se denomina empleo a la generación de valor a partir de la actividad producida por una persona. Un empleado contribuye con su trabajo y conocimientos en favor de un empleador, a cambio de una compensación económica conocida como salario.
Las múltiples actividades que se desarrollan en una sociedad provocan la oferta laboral en una infinidad de sectores, como: gubernamentales, administrativas, servicios, transformación productiva, comunicación, comercio, etc.
El empleo es parte de una gran cadena de valor que depende fundamentalmente de la demanda de bienes y servicios. A mayor mercado de un producto, a mayor demanda de servicios y recursos para dotarlos, mayor cantidad de empleo se requiere.
En un país existen dos grandes generadores de empleo: el sector privado y el sector público.
El empleo en el sector público debe ser limitado, porque depende del tamaño del país y de los recursos disponibles para financiar los servicios a entregar. En cambio, en el sector privado el empleo puede crecer rápidamente en base al mercado que se vaya captando.
En el Ecuador el empleo privado representa en el año 2021 el 93,2% del empleo total. Es decir, más de 9 de cada 10 ecuatorianos que trabajan lo hacen en el sector privado. Este porcentaje es superior a los años 2018 y 2019 en los cuales el empleo privado representó el 91,9% y 92,4% respectivamente. En cambio, el empleo en el sector público ha ido disminuyendo en nuestro país, pues pasó del 8,1% y 7,7% en los años 2018 y 2019, al 6,8% en el 2021.
Estos porcentajes son determinantes, si queremos incrementar el empleo en el país debemos fortalecer al sector privado, pues tiene la mayor capacidad para abrir nuevas fuentes de empleo.
¿Pero, cómo se genera nuevos empleos? La mejor forma es creando un ecosistema amigable a la inversión, a la innovación, creando reglas del juego claras para abrir nuevos mercados, flexibilidad para vincular más trabajadores en nuevos trabajos y con nuevas formas de trabajar.
El Estado nunca debe jugar a ser empresario ni debe convertirse en el mayor empleador, eso no es sostenible. Lo sostenible es apuntalar al sector privado.
Tampoco la clave es que todo el mundo sea emprendedor, eso no es posible. No podemos armar un equipo de fútbol con 11 directores técnicos, se requiere “jugadores en cada posición”; exactamente lo mismo sucede con el empleo, no podemos tener solo empresarios o solo gerentes, se requiere trabajadores en cada espacio. Lo importante es la especialización y la mejora continua.
¿Quién es responsable de crear nuevos empleos? Todos los somos: los que invierten, los que administran, los que diseñan y aplican política pública, los que capacitan y los que consumen los bienes y servicios.
Es momento de dejar la vieja estrategia de únicamente “defender el trabajo” de los que ya tienen trabajo, construyamos estrategias para crear empleo para los miles de compatriotas que no tienen un empleo digno y estable.
Bienvenida la articulación público privada, que cada actor cumpla su rol. El Estado facilitando la inversión y redistribuyendo la riqueza; y, el sector privado creando riqueza y más empleo.
@dflara