Entre barcos, planes de gobierno y equilibrios

En una tarde de universidad acudí al despacho de un querido profesor de algebra lineal, buen maestro que ahora es un gran amigo y a veces consejero en temas de prospectiva. Aquella tarde, pese a estar en mis primeros años estudiando la economía y los negocios, tuve una de las lecciones de administración más importantes y que ahora procuro tener siempre presente.

Aquel profesor estaba revisando varias tesis de grado, hoy llamadas trabajos de fin de titulación, recuerdo eran trabajos de la carrera de Ingeniería Civil. Me sorprendió al ver que desechó un trabajo al darse cuenta que el esquema final de aquella tesis era exactamente igual al esquema propuesto al inicio de la investigación. Ante mi asombro, su respuesta la tengo aun retumbando en mi cabeza. Este buen maestro dijo: “Al iniciar tu investigación, tu trabajo, tú desconoces muchas cosas de lo que se va a investigar, ignoras detalles del lugar y de las cosas en las que vas a trabajar; ese desconocimiento te lleva a suponer cosas (hipótesis) que pueden ser ciertas, así también pueden ser falsas, pueden sobrar, o también puedes minimizar algunas que creías irrelevantes, pero pueden ser importantes. Solo la investigación y el trabajo diario in situ te darán las respuestas a lo que desconoces”. Si luego de investigar tanto, el esquema final de trabajo coincide plenamente con aquello que se propone al iniciarlo, solo indica una cosa: “El trabajo no sirve”. No sirve porque se forzó para que un cubo gigante ingrese en un pequeño recipiente triangular, no sirve porque el mejor administrador no es el que ajusta la realidad a su creencia, sino el que ajusta sus estrategias para obtener el mejor resultado bajo las circunstancias que le tocan afrontar.

Es por ello que tan peligroso pretender que un mandatario ya sea nacional, provincial o local, deba “obligatoriamente” cumplir “a rajatabla” su plan de gobierno. Ojo, ese plan de gobierno fue realizado desde afuera, sin conocimiento exacto de la realidad (sobre todo para aquellos que por primera vez acceden a este tipo de cargos de elección popular). Forzar el cumplimiento irrestricto de todos los puntos de un plan de gobierno puede ser letal para una sociedad o parte de ella. Sin embargo, en el Ecuador la ley en cierta forma “obliga a cumplirlo”, puede ser hasta causal de destitución de un funcionario público elegido por el pueblo el no cumplimiento de su plan de gobierno.

Obviamente el otro extremo (muy común en nuestra sociedad) está en justificar una realidad diferente a la esperada para no cumplir el plan propuesto.

Como en todo aquello que es exitoso, debe haber equilibrio. Como decían nuestros mayores de forma coloquial “ni mucho ni tanto”.

La mejor administración y la mejor institución no es la más rígida, es la que mejor se adapta a los cambios, la más resiliente.

Los extremismos ideológicos, los caudillismos, la queja y el odio al que piensa diferente deben ser erradicados, pero no debemos pedir eso a la sociedad, debemos exigirnos a cada uno de nosotros.

Ir a la izquierda o ir a la derecha del barco, solo indica que ambos van en él. Hay personas que hacen huecos en el barco donde va el vecino, pretendiendo que éste se hunda, lo que no se dan cuenta es que ellos van en la misma embarcación. ¿y si aquel barco se llamara Ecuador? ¿Ud. está haciendo huecos o está ayudando a sacar el agua?