Para fortalecer al movimiento obrero ecuatoriano es necesario recuperar la continuidad histórica, que significa inventariar la vida de los pueblos y de las organizaciones populares. Sabemos que esta proposición es insuficiente para hacer del pasado una fuerza del presente, si no está acompañada de una propuesta política de un acercamiento entre los obreros ecuatorianos y pueblo en general para rectificar los errores y ratificar los logros para forjar un movimiento innovador de nuestro país.
Para el año de 1920 Alfredo Baquerizo Moreno, concluye su mandato, para asumir el gobierno José Luis Tamayo, abogado del Banco Comercial y Agrícola; y con ello la depresión económica de la postguerra europea fue como lo es ahora la recesión internacional, el marco externo de la catástrofe del comercio incidió en el movimiento comercial ecuatoriano. En menos de dos años, los productores cacaoteros vieron reducidos los precios y bajas ventas de su “Pepa de oro” el cacao. Los comerciantes exportadores, al ver mermadas sus ganancias, redujeron los salarios de los obreros portuarios, lanzando a la desocupación a muchos trabajadores, para hacer más miserable las condiciones de vida de hombres y mujeres del campo y la ciudad, de la sierra y de la costa.
Los latifundistas comerciantes y banqueros, -la misma historia de siempre- trasladaron el peso de la crisis a los hombres y mujeres del pueblo. Causando de esta manera más hambre, miseria al pueblo guayaquileño, para consolidar las fortunas de los contrabandistas y especuladores de siempre. Los pueblos guardan historias subterráneas constituyéndose actores de las mismas; mujeres y hombres humildes y sencillos que la historia los erigió a líderes y héroes de las jornadas libertarias. Es que nuestros pueblos como los volcanes, solo guardan silencio, que de pronto se constituyen en truenos, lava e ira incandescente en reclamo de sus anhelos, justicia y derechos. Así entendemos la huelga general del 13 de Noviembre de 1922, realizada en la ciudad de Guayaquil y convocada por la “Federación de Trabajadores Regional Ecuatoriana, (FTRE)
En efecto a la convocatoria asisten los diferentes gremios de la ciudad, entre otros: la Sociedad de Peluqueros, Sociedad de Sastres, Liga Obrera del Guayas, Asociación Sindicalista Regional Ecuatoriana, Sociedad Fraterna del Guayas, Gremios de Trabajadores del Calzado, Sociedad de Cacahueros Tomás Briones, Asociación Gremial del Barrio del Astillero, Sociedad de artesanos de Durán, Confederación Obrera del Guayas, Trabajadores de la Empresa de Luz y Fuerza Eléctrica, Trabajadores de la empresa de Carros Urbanos, Unión de Trabajadores del Molino Nacional, Gremio de Vendedores de Periódicos, Centro Feminista: La Aurora, Sociedad de Vivanderas, Centro Feminista Rosa Luxemburgo, Ferrocarrileros de Durán, Gremio de Trabajadores de Aseo de Calles, mujeres y hombres pobres, es decir todo Guayaquil, menos los ricos. Sus peticiones eran las de siempre, como las de hoy, terminar con la explotación del hombre por el hombre, que todos los seres humanos logren un mejor bienestar moral y material, que todos los trabajadores tengan los mismos derechos y oportunidades.
El día 15 de Noviembre de 1922, cuando los huelguistas realizaban una manifestación que exigía la libertad de sus compañeros detenidos por la fuerza del orden, en contestación a sus pedidos, los soldados de los batallones: Constitución, Montufar, Artillería Sucre, Cazadores de los Ríos, y Policía Nacional por orden expresa del banquero José Luis Tamayo, Presidente de la República de esa época, contestaron con balas a la manifestación disparando a mujeres, hombres, ancianos y niños indefensos; dando como resultado más de mil personas muertas, al decir de Benjamín Carrión: “se considera la mayor matanza de obreros en la historia del mundo” ya que la ciudad tenía en ese entonces entre sesenta y setenta mil habitantes.
En su afán inútil de ocultar a los muertos, la soldadesca, en la noche del 15 de Noviembre lanza los cadáveres a la ría, el pueblo homenajeó a sus muertos depositando una cruz de madera, con una corona de flores y una vela, acto de solidaridad humana, que dio a luz la obra literaria de Joaquín Gallegos Lara: Las Cruces sobre el Agua.
Así el “Bautismo de Sangre” de la clase trabajadora portadora de una nueva alternativa al régimen opresor y explotador que constituye el capitalismo, por lo que recordamos a los obreros lojanos, ecuatorianos que la lucha continúa. Ojalá esta fecha constituya una fuerza de dignidad que una a todos los obreros, campesinos estudiantes a todo el pueblo en general en la búsqueda de mejores días de quienes constituyen la columna vertebral de toda sociedad. Nuestro saludo y homenaje a ustedes obreros de la esperanza que con su accionar hacen de Ecuador un País, más grande y digno. Así sea.