Reinvindicar dignidad y derechos

Quilanga, 07 de marzo 2022

Juan Luna

El 08 de marzo se recuerda el Día Internacional de la Mujer. Fecha histórica y memorable en honor a un sinnúmero de mujeres mártires de New York que, en 1908, se declararon en huelga para exigir salarios justos y disminución de horas en sus largas jornadas de trabajo. La respuesta de los empresarios explotadores fue la violencia y la muerte para aquellas que levantaron su voz de protesta y cuya sangre significó mejoras en las condiciones de vida para sus sucesoras.

Histórico y memorable mes de marzo, por cuanto, la toma de conciencia por parte de las mujeres trabajadoras y subestimadas en su dignidad y derechos, transformó su autoestima en una búsqueda permanente por reivindicar su dignidad y plasmar derechos por la justicia y equidad, pues, aunque los derechos no son favor de nadie, ni del gobernante de turno, ni de líderes, si, a lo largo de la historia, ha sido necesaria la lucha con derramamiento de sangre para que florezca nueva vida.

Previo al estallido femenino de 1908, hubo antecedentes de reivindicación de derechos de la mujer, por participar en la sociedad en pie de igualdad con el hombre. Así en la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra; con el advenimiento de la modernidad, durante la Revolución Francesa, las parisienses que pedían «libertad, igualdad y fraternidad» exigían el sufragio femenino y, en los mismos EE.UU. en 1848 se desarrolla la primera convención por los derechos de la mujer.

1908, por tanto, supera los antecedentes, por cuanto la rebelión femenina trabajadora vino acompañada de derramamiento de sangre con el que florece la esperanza de mejores condiciones de vida al conseguir salarios justos en igualdad con los hombres, disminución de las jornadas de trabajo a diez horas; acceso a estudiar y a la inclusión en los distintos niveles de política y de organismos de la sociedad civil se consagra en la Proclamación de los de Derechos Universales de 1945 y la declaratoria de las Asambleas de las Naciones Unidas, en 1977, al declarar el 08 de marzo como día internacional de la Mujer.

Los hechos históricos deben ser celebrados no únicamente como acontecimientos históricos que deben ser contados de generación en generación, sino que deben ser la oportunidad histórica para madurar en la toma de conciencia para reivindicar la dignidad de las mujeres en los diferentes espacios que se desenvuelve como hija, esposa, madre de familia, profesional, política, religiosa, empresaria, etc., donde ha demostrado calidad humana, capacidad profesional y sobre todo heroína en la construcción de una nueva sociedad desde la familia y desde su lugar de trabajo.

Tomar conciencia del rol de la mujer en la historia, significa reconocer su valía como ser humano, al ser portadora y generadora de vida. Las virtudes que adornan su feminidad de ternura, de amor de paz, no la debilitan en sus fuerzas físicas, sino que la diferencian en una sociedad donde la fuerza, el poder y la dureza, junto al radicalismo pretenden imponerse.

Mujer expresión y carisma, trabajo y constancia; ternura y pasión adornan tu vida y desde la vida muestra que otro mundo es posible, síguenos enseñando que la lucha es luchando y que la dignidad y la integridad se conquistan, no se compran ni se venden.