Dicotomías opuestas e incómodas

Sandra Beatriz Ludeña

En la vida siempre hay ciertas dicotomías opuestas, dígase amor y odio, cielo e infierno, bien y mal.  En esta ocasión vengo con una idea que pretende vencer esa resistencia a una de las más grandes oportunidades de servir al prójimo, que es la de aquel que tiene para ofrecer algo para su comunidad. 

En la dicotomía del vendedor y comprador se tiende a pensar superficialmente que el vendedor está meramente relacionado con transacciones comerciales, intercambios transaccionales e intereses de negocios. Pero, vender es mucho más que eso.  En cada ser humano hay un vendedor que oferta algo y busca aceptación para aquello que ofrece.  Sin embargo, tan solo percibir la idea de que una persona desea vender algo, para que la otra parte, la que es prospecto o comprador se ponga a la defensiva.

Quizá esto venga del desprestigio del oficio del vendedor, pues, hay veces que los vendedores ofrecen mucho y cumplen poco.  Esta propuesta trata de cambiar ese paradigma.

Por lo expresado, una fórmula que es capaz de lograr lo propuesto, es que el vendedor se transite al siguiente enunciado: Comprador-Comprador.  Ahora me explico.

Si una persona percibe que otra le quiere vender, encenderá su estado de alerta, desconfiará y creará prejuicios y objeciones que terminarán por poner resistencia al vendedor, por más que la oferta sea irresistible.

Mas, si analizamos que todo vendedor en realidad lo que busca es adquirir a toda costa, un poco de aceptación de su cliente,  quiere decir que tanto el vendedor como el comprador son sujetos con necesidades.

Esto es una clave muy profunda que podría facilitar la vida al mundo entero. Cuando la dicotomía de Vendedor-Comprador se desvanece y quedan solo dos compradores con similares necesidades, las barreras se van abajo.

Las relaciones de las personas pudieran fluir de forma más sencilla si sus puntos de vista transitan hacia este paradigma.  El valor de entender las cosas de esta manera elimina una brecha que por siglos ha dificultado la vida de vendedores-servidores y compradores.

Si el vendedor cambia su visión de las cosas y aborda la relación desde la óptica de comprador, esa brecha desaparece.  Porque se entiende que aquel que ofrece algo está tratando de satisfacer una necesidad que el comprador también la tiene.  Por eso, la pregunta que todo vendedor debería repetirse es ¿Cómo capto la aceptación de mi cliente? Y no, ¿Cómo le vendo mi producto o servicio?

Este leve cambio, hace que todo se transforme.  Si dejo de pensar en vender y pienso en ayudar al otro que tiene necesidades para satisfacer al igual que todos las tenemos, he roto la dicotomía opuesta y estando en el mismo terreno, es más fácil ponerse de acuerdo.  Claves de la comprensión humana.