Mujer, arcano celestial de magnificencia

Augusto Costa Zabaleta

 “La mujer es el verdadero principio de continuidad de un pueblo, el arca de sus más profundas tradiciones” (UNAMUNO).

El Día Internacional de la Mujer: imprime con carácter indisoluble y fluidez en nuestros sentimientos, las idolatradas y diáfanas valencias, por ser poseedora de los más ignotos y supremos méritos, por que la mujer constituye el verdadero principio y continuidad del universo, el arcano de sus más profundas y preciadas tradiciones del amor sublime; la ternura, la abnegación humilde y el heroico ejemplo.

Mujer arcano celestial de magnificencia; faro luminoso que guías las constelaciones en las noches tempestuosas y tenebrosas; antorcha olímpica eterna que fortaleces el deseo de la lid; vigía permanente de los ensueños e ilusiones; regazo ardiente de ternura y solaz; fortaleza inexpugnable que custodia la verdad y la integridad y santuario sagrado del credo del bien y la razón.

Como un signo evidente de civismo y lealtad hacia el ser sublime, actualmente la Mujer Internacional, con ahínco renovador y virtual sacrificio, ha escalado los niveles que le corresponden, y en igualdad de condiciones regenta y ejecuta acciones preponderantes en campos de supremacía que antes fueron vedados, espacios y sitiales dignos de sus elocuentes actitudes de cultura exquisita, de organización prolija y de valencias de género.

Para sustentar tangibles verdades y elogiar con probidad los celestiales dones inherentes al alma de la mujer, es menester recordar con afabilidad al ser que tiene la capacidad innata de comprender hasta lo que ignora y ver lo invisible, con una piedad que es sabiduría y una resignación que es renuncia.

En esta magna fecha, es propicia la ocasión para plasmar los augurios de felicitaciones y reconocimiento a la mujer universal, trabajadora, intelectual, campesina y luchadora; a la madre sacrificada, esposa ejemplar, hija idolatrada, amiga sincera y hermana fraterna; para que el jardín florido y armónico de rosas en primavera permanezca por siempre vivo y lozano exhalando el perfume del amor, de la comprensión y la bondad.