¡Una mancha más al tigre!

César Eduardo Briceño Toledo

Durante esta democracia algo estable en nuestro país, se han suscitado once consultas populares, que no han abonado mucho en el adelante del país. Dependió mucho del momento en las que se aplicó, de prestigio o desprestigio del gobierno de turno; por ejemplo, durante la presidencia de León Febres Cordero, perdió cuando propuso la participación política de los independientes en cambio con Sixto Durán Ballén, ganó la descentralización, pero no sobre los cambios a la seguridad social.

Guillermo Lasso perdió de brújula con la dubitación permanente de proponer el referendo o  consulta al inicio del gobierno; que al hacerlo actualmente con una baja popularidad, siempre y cuando las apruebe la Corte Constitucional; corre el riesgo de perderla, como sucedió en Chile porque las preguntas no son de fondo que cambien el modelo y las atrabiliarias trabas para el desarrollo del país, que no abona sobre la producción, economía y emprendimiento; sino que son distractores y repetitivas como en el caso de la participación de las fuerzas armadas que anteriormente fueron derogadas por inconstitucionales, también vinculados por la perversión; la elección de los organismos de control por el ejecutivo a través de la asamblea nacional (hiperpresidencialismo), la disminución del número de los diputados que apenas sería de dieciséis, que no aprobarse, conforme a la actual constitución para 2025 tendríamos 150 a 160 legisladores. El desprestigio de los legisladores no es por el número sino por su calidad. Sobre la intención del Gobierno de crear otro ente burocrático que maneje la Fiscalía asimismo es contraproducente a su autonomía, y otras que ya constan en las leyes orgánicas del CNE, y ambiente.

De acuerdo a la versión última de Cedatos se pensaría que el sí podría tener aceptación, sí la sociedad civil no razona las preguntas ni lee los anexos; porque las personas inconformes con la actual justicia imperante en el país, el despecho por la actuación de los legisladores y la inseguridad existente en la nación; pensarían que la propuesta del presidente debemos respaldar.

En definitiva, el Gobierno nos está debiendo. Los acuciantes problemas continúan intocados como la inseguridad, falta de medicamentos, problemas educativos, el descalabro del IESS, reforma política y la corrupción que azota al país. Este Gobierno tímido y debilitado por una oposición rabiosa, si no tiene firmeza para tomar decisiones trascendentales, pasará a la historia como un Gobierno más de transición como fue el de Moreno.