Has llegado justo
con el viento
y buenos días…
… en el momento exacto
de la comunión de la
Tierra
y la Luna.
Has llegado sola,
sin más camino que el
que Dios delineó
y lo ofreció a
mi laberinto.
Estás aquí,
en el punto rojo
de la convergencia
de la razón
y el desafío;
en la sencillez y la magnificencia.
Estás dentro de los ondulantes
movimientos
de este corazón despierto,
… deshojas el tiempo
con los arcoíris
hermosos de tu risa
y te suscitas
como fuego y señal sempiternos.
Estás aquí, respirando
al unísono
y comulgas con la esencia
del amor en franco ascenso
hacia las metas
que hemos diseñado.