En la tarde umbrosa
de tu tenue vida,
nace una bandada
de palomas ciegas
y volando agitan
sus inertes alas,
bajo el firmamento
de las olas fuertes.
En el eco inmenso
de tus devaneos,
se estremece al alma
sin amor a cuestas,
mientras los gemidos
de las agonías
dejan sus polluelos
con sabor a nada.
En la nuez dorada
de tus pensamientos,
vive eclosionando
tu dolor a muerte,
más, en la corteza
de la triste esfera
se acomoda el agua
de tus ríos ciegos.
Con sabor a hierba
se mutila el viento,
sin saber la fecha
de su monumento
que se yergue insulso
en sus desvaríos
y oprobiosas fauces
de color ajeno.
Al nacer el fuego
nos enamoramos
de la estrella oculta
que vive en silencio
sin contar las noches
de los falsos bailes
y las notas fatuas
de los torbellinos.