Vigencia de una planificación estratégica para el desarrollo social

Campos Ortega Romero

Los últimos acontecimientos sucedidos en nuestra ciudad y provincia, como la inclemencia del tiempo, lluvias por doquier, carreteras destrozadas, accidentes de vehículos,  nos conducen a pensar en las consecuencias que generan resultados de riesgos, amenazas, vulnerabilidad, acciones todas que afectan al desarrollo social; tratándose de nuestra ciudad y provincia en sus impactos en el orden económico, político, social y cultural, que afligen a la comunidad y por ende a la calidad de vida de los miembros que habitan en ellas, que se ven afectados en la salud, en los aspectos: físicos, psicológicos o emocionales, socio-económicos y culturales. Hablamos de los desastres que son generalmente resultados de problemas no resueltos del desarrollo, así las cosas pareciese que estamos en una época de vulnerabilidad generalizada.

Vulnerabilidad generalizada, como consecuencia de determinadas acciones u omisiones de los gobiernos nacionales y regionales, por negligencia de los mismos en la construcción de infraestructura, falta o mal funcionamiento de sistemas de alerta, incumplimiento de leyes y reglamentos existentes. Razones más que suficientes para comprender que, un cambio de época, exige primero cambios transformacionales, considerando sus errores, limitaciones, necesidades, potencialidades y aspiraciones internas, propias de la provincia y ciudad, incluyendo claro está a la naturaleza, sin descuidar la misión, objetivos, enfoques y prioridades institucionales de las organizaciones, gubernamentales y civiles. 

Para ello, se hace necesaria una planificación estratégica, como política de la ciudad y provincia, que contemple la misión, visión de un desarrollo sostenible, que permita logros y consecución de los objetivos provinciales como bien común o, lo que es igual, elevar la calidad de vida. Razonamos que se necesita la participación decidida del Gobierno Nacional con la decidida intervención y coordinación de la Prefectura, las alcaldías, juntas parroquiales, sumándose a ellas la sociedad civil por considerarse actora social, a las acciones que implica una toma de conciencia, ante los eminentes desastres, a efecto que los impactos sean de menor cantidad, es decir la aplicación de un proyecto de desarrollo sostenible.

¿Qué es el desarrollo sostenible? Para los estudiosos del tema es “aquel desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Instintivamente una actividad sostenible es aquella que se puede conservar. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la repoblación constituye una actividad sostenible”. Recordamos que un pueblo o una comunidad es lo que los hijos que habitan en ella quieren que sea, es más grande cuando sus hijos son los forjadores de esa grandeza, o lo contrario —se queda colgada en la historia— por decisión de ellos. La responsabilidad es de todos, caminar juntos para que el sol brille para todos y nos cobije por igual o quedarnos con nuestros egoísmos e individualismos.

Sin duda alguna, la planificación estratégica implica estudiar y formular las problemáticas, causas, efectos y alternativas a esas problemáticas, para realizar un proyecto de desarrollo social, cuya función esté destinada a lograr propósitos generales establecidos para el efecto o una finalidad común para construir un progreso armónico entre hombre naturaleza. Pero para lograrlo creemos que se necesita una conciencia clara, de todos los que hacemos la provincia de Loja, para lograr un compromiso social con las colectividades a las que pertenecemos, para destacar por su mayor sintonía con las necesidades, realidades y aspiraciones de estas sociedades. Por ello, declaramos a viva voz: sin una clara conciencia de lo que somos, difícilmente podremos progresar y lo más importante ser más humanos, más tiernos y solidarios para extender la mano amiga a todos los hermanos lojanos. Así sea.