Diego Lara León
Navegando por el interesante Spotify, me encontré con un podcast de un tema diferente a lo que normalmente escucho. La voz al otro lado de mis audífonos decía: ¿has hecho un check list de tus hábitos? ¿Qué tipos de hábitos existen?
Recordé mis clases de psicología organizacional, mi profesor mencionaba a mucho a William James, filósofo y psicólogo estadounidense que a finales del siglo 19 afirmaba que la formación de hábitos es un pilar fundamental sobre el que se sustenta el desarrollo físico y mental del ser humano.
Si empezamos por los hábitos personales: ¿Muy en la mañana leemos, hacemos ejercicio o meditamos? ¿Registramos nuestros gastos de forma diaria, para tener disciplina financiera? ¿Invertimos algo en desarrollo personal? ¿Cuántas horas duermo por la noche? ¿Bebo agua con frecuencia? ¿No dejo para mañana lo que puedo hacer hoy? ¿Mis horarios de comer, son estables y los cumplo?
Dentro de mis hábitos materiales: ¿Aplico la ley de Pareto?, es decir, no pierdo el tiempo luchando en las cosas que no suman, recordemos que el 80% de los resultados vienen solo del 20% de lo que hacemos. ¿Realizo un listado de mis tareas diarias o semanales? ¿Llevo agenda? ¿Me concentro en las cosas importantes por sobre las urgentes? ¿Escribo mis ideas? ¿Tiendo mi cama y ordeno mi espacio? ¿Aprendo algo todos los días?
Llegamos a los hábitos espirituales: ¿Pido ayuda, ya sea a mis semejantes a lo que yo considero divino? ¿Hago un acto de bondad cuando puedo? ¿Cultivo mi espíritu?
En los hábitos sociales: ¿Me tomo tiempo para cultivar amistades fuera de mi círculo familiar? ¿Busco inspiración, desechando la información negativa y encontrando cosas que realmente me inspiren? ¿Muestro afecto a quienes quiero y aprecio, o me guardo aquellas palabras de cariño o agradecimiento? ¿Escucho y aprendo de lo que escucho? ¿Se decir no? Aceptar todo y ceder siempre no genera vínculos sociales fuertes, genera dependencia. ¿Agradezco constantemente, de vez en cuando o nunca?
Y, en los hábitos familiares: ¿Limito el tiempo en redes sociales y en el celular para atender a los míos? ¿Hago un presupuesto familiar? ¿La lista de compras se hace en familia o las hace solo una persona? ¿Camino junto con los míos o hacemos cosas diferentes de vez en cuando? ¿Disfruto de tiempo en familia? ¿Conversamos en la mañana o en la noche? ¿Me acuesto enojado?
En fin, fueron muchas preguntas y pocas respuestas, considero que, si respondemos sí a todas estas preguntas, no garantizamos la felicidad. La vida necesita a más de las cosas buenas, también las malas. Somos seres en construcción, no imperfectos. Si mejoro de a poco mis hábitos, seguro haré feliz a alguien más.
Al terminar de escuchar el podcast me quedaron más preguntas que respuestas, por lo tanto, fue un buen podcast. No hay mejor motivación que cuando tenemos todas las respuestas, nos cambien todas las preguntas.
@dflara