Por: Lcdo. Augusto Costa Zabaleta
El origen de la palabra política está en el griego clásico: en el término »politike», cuyo masculino es »polítikos» y en latín conforma la palabra políticas; la traducción literal sería »de los ciudadanos» o »para los ciudadanos», es decir, la política es lo relacionado con la polis, donde viven los ciudadanos; la polis fue la forma de sociedad política propia del periodo histórico conocido como antigua Grecia, surgido hacia 1200 a. C., en la etapa conocida como edad oscura, tras el colapso de la civilización micénica (1600 – 1200 a. C.), cuyo conocimiento no podemos obtener por fuentes directas, si no por reliquias y relatos arqueológicos y artísticos.
El primer reto implica no solo la definición del término o concepto de política, si no la definición de la idea de todo, de totalidad, sobre la que supuestamente la política, como disciplina y como acción, se produce, conforma y desarrolla; formula la pregunta ¿todo es político?, no implica contestar a priori afirmando “todo es política”, o negando “no todo es política”; la respuesta implica una previa antología (intuición del ser absoluto) tal que nos ayude a presentar una filosofía política que, de manera sistemática, guíe la respuesta a las preguntas planteadas.
Las constituciones políticas son las normas fundamentales de las sociedades políticas modernas, y aunque es anacrónico afirmar que había constituciones en la antigüedad o en la edad media, encontramos antecedentes, por ejemplo, en la obra de los logógrafos atenienses o en los fueros locales o estamentales de la Europa medieval.
La vida política es la condición necesaria para que pueda desarrollarse una idea compleja de realidades; idea que desborda por completo la propia vida política que la produce; ignoramos e ignoraremos la totalidad de la realidad que nos envuelve y de la que formamos parte, pero dicha realidad sólo podemos entenderla desde la parte pequeña en que hemos nacido, nos hemos conformado, y en la que nosotros mismos hemos producido entretejido con sus diversas instituciones históricas; por ello economía, política, técnica, tecnología y ciencia son parte de un todo: la sociedad política, cuyo desarrollo permite ampliar, siempre parcialmente, lo que conocemos de dicha realidad; en resumen, no todo es política, pero solo la vida política nos permite tener una idea compleja acerca del todo.
Otra cuestión es la idea más amplia de totalidad, como todo lo que ha habido, hay y habrá; es decir, la idea filosófica de realidad (o cosmos, según los propios griegos clásicos). La realidad, definida en este sentido, es mucho más vasta que la vida política que surge dentro de ella.
Lcdo. Augusto Costa Zabaleta
Ced. #: 1100310455