Aparentemente no afecta en nada

Por Ruy Fernando Hidalgo Montaño

Es increíble como un gran sector de la juventud del país ha caído en una falta de autenticidad y pérdida de identidad muy preocupante, que trae consigo muchas cosas que a simple vista se pueden notar en hechos comunes que parecen no tener importancia, pero que analizándolos con detenimiento pueden desencadenar en una alienación descontrolada en la mentalidad en una considerable mayoría de nuestras nuevas generaciones, lo que podría originar una carencia parcial o total de respeto hacia la nacionalidad y su rica diversidad

Es chocante, al menos para mí, escuchar muy regularmente en las calles o en conversaciones que he tenido la oportunidad de escudriñar, expresiones y modismos de otros pueblos, usadas muy seguido, en particular, por gente que cruza la adolescencia y juventud, las utilizan, me atrevo a pensar, para establecer un status que no tienen. En esto comparten responsabilidad, en gran parte, las familias en donde se inicia el proceso formativo de un ser humano y el Estado al no implementar en el sistema educativo políticas destinadas a frenar la agresiva invasión cultural de la que somos víctimas. Esto no se consigue, de ninguna manera, quitando presupuesto a la cultura, como lamentablemente ocurre en Ecuador ahora mismo, tampoco se logra, con maestros mal pagados y en un buen número poco capacitados para la delicada tarea de orientar y educar a los ecuatorianos del futuro, a quienes muy cercanamente tomarán las riendas de la patria. Con medios de comunicación mediocres que dan prioridad absurda a lo trivial, y a la delincuencia, promoviendo como héroes a los capos de la mafia con esos culebrones larguísimos, en los que se pinta a la mafia como la única puerta a la prosperidad, y se difunde a la farándula que no deja, por regla casi general, nada positivo y se va como vino, como viento de agosto.

Pero que se puede esperar de una sociedad donde reina la desidia en todas las autoridades, en la que la administración de justicia da mucho que hablar en lo negativo claro. ¿Qué les puede importar la cultura, la educación, el rescate de la identidad?

Las soluciones, están en las manos de todos nosotros, empezando por las cabezas de familia, dosificando el uso indiscriminado de los dispositivos ahora tan a la orden día, limitando y vigilando el acceso y los contenidos a los que ingresan los menores, no ser permisivo en lo relacionado a la forma de expresarse de los más jóvenes, además predicando con el ejemplo, restringiendo y optimizando la tecnología de la que dispongamos en las casas, enseñándoles a amar y respetar lo rico de nuestra cultura, comenzando por el hablar con términos adecuados y que sean de acá, no con modismos afuereños que matan la identidad nacional.

En la Argentina de finales de los 70, en pleno apogeo de la serie El chavo del ocho, la niñez de ese entonces empezó a imitar algunas palabras de la serie, como respuesta, el Gobierno militar de la época tomó medidas radicales y prohibió terminantemente esta forma de hablar en las escuelas públicas y privadas. Ya es hora de hacer algo similar aquí, cortar de tajo situaciones que, aparentemente, no afectan en nada.